Los cubanos tienen que adquirir bienes y servicios y vivir a diario con las consecuencias de una sostenida depreciación del peso cubano. Los altos precios y el agravamiento de las brechas sociales son cada vez más palpables. Aunque se hable poco del tema, el economista Pavel Vidal ha insistido en que la principal explicación de la inflación galopante en Cuba se asocia con un incremento excesivo de la liquidez —la cantidad de dinero en circulación destinado a financiar el déficit fiscal.
En los últimos años ha habido un financiamiento desmesurado del déficit fiscal y el abuso de ese mecanismo lleva tiempo pasando factura a la estabilidad monetaria en todos los niveles del ecosistema económico cubano.
La implementación de un programa de ajuste fiscal y de recorte de gasto público, mientras se buscan nuevas fuentes de ingreso para el tesoro público, pueden ser algunas de las medidas para atenuar la inflación. Por otro lado, el Gobierno cubano debe emprender otras reformas estructurales, que por años han sido frenadas a partir de basamentos ideológicos y políticos.
Otro aspecto poco abordado es el aumento significativo de la pobreza y de la desigualdad social en la isla, como resultado de políticas económicas regresivas y de la situación económica actual en la isla.
El país arrastra una crisis multidimensional, y lo que más preocupa a la investigadora Elaine Acosta es «la desidia gubernamental al no plantear políticas públicas ni acciones encaminadas hacia las poblaciones más vulnerables».
De estos temas conversamos en el siguiente debate.
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