Tener un novio extranjero, en Cuba, es vivir en medio de una hipocresía mediática. Por una parte, no hay ninguna diferencia en que una pareja provenga de Estados Unidos, Argentina o Canadá, pero por la otra, está el tono en que la gente que te conoce pregunta con morbosidad: ¿y entonces qué, te quedas o te vas? Como si tener un novio extranjero fuera el equivalente a una visa de esas que dan en las embajadas.
Hace poco, conversando con unos colegas, alguien me preguntó por mi estado civil. Soltera legalmente -contesté de inmediato- pero tengo novio… por si era eso lo que querías saber.
Y sí, lo era. Aquí a casi nadie le importa un comino si hay boda por medio o no, la gente solo pregunta si hay un nombre de por medio. Luego, por supuesto, vienen las otras interrogantes. ¿Cómo se conocieron, tienes fotos, a qué se dedica? Casi siempre dejan para el final la más morbosa ¿y dónde vive? -en su versión más moderna- ¿y de dónde es?
Hoy en día, vivir en Playa o el Vedado se considera una especie de bonus extra en lo que a material de pareja se corresponde. Al parecer la zona es un valor agregado. No obstante, si la respuesta traspasa los límites señalados que corresponden a la isla, te miran con cara de suspicacia mientras exclaman a media voz: ¡Ahh!
Todavía hoy me cuesta trabajo asimilar los “Ahh”. Tanto los he escuchado que casi podría clasificarlos. Está el que te suelta la vecina más chismosa del barrio y este, dependiendo de la ideología política de la susodicha, equivale a decir “esta juventud está perdida, como se traicionan los ideales” o “mira lo que tiene que hacer la juventud para salir adelante”. Ambos casos, por supuesto, vienen acompañados por una mirada de arriba a abajo que sería el reemplazo perfecto de los escáneres de los aeropuertos.
Están también los “Ahh” familiares que, afortunadamente, vienen con pregunta extra.
¿Qué edad tiene? es la primera oración que sale de los labios de una madre al enterarse que “su retoño” anda con personas extrañas. Entonces, dependiendo del tipo de relación que haya en el núcleo familiar, las expresiones exclamativas también siguen un patrón. Pueden llegar a ser del tipo “Ay, mijita, ahora la gente va a pensar que tú andas en malos pasos” o “entonces aprovecha bien, que eso no se da todos los días”.
Casi todo el mundo tiene una opinión acerca del tema. Están los amigos de toda la vida que ni se inmutan y los que te dan su número de zapato “en caso de un posible viajecito”. También están, por supuesto, otros que ponen cara seria y repiten como papagayos: ¿Y el futuro qué? Como si uno lo tuviera todo pensado.
Tener un novio extranjero no implica ninguna diferencia. Seamos realistas, hay relaciones de interés tanto en el ámbito nacional como internacional. Y hay extranjeros con dinero como mismo también hay otros que no tienen un kilo.
En Cuba, donde hay una xenofobia inversa -aquí los turistas casi siempre tienen prioridad- andar de la mano con alguien que hable con un acento “raro” no debería incomodar a nadie. Una mujer y un hombre (en cualquiera de sus variantes) hayan nacido en China, Rusia, Brasil o Costa Rica, se enamoran como idiotas en cualquier parte. Lo que yo le veo triste a toda esta historia, es la distancia.
comentarios
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KKK
salvatore300
fritura_de_malanga
Marian
Juanma
Seria bueno escribir un articulo sobre la cantidad de personas q hay aqui engañando a turistas diciendoles q los aman solo para que lo saquen del pais. Cierto que eso ocurre tambien en muchos lugares del mundo, lo que no es normal y si muy triste es que aqui eb Cuba la mayoria de las personas lo ven como algo normal y hasta positivo.
Santiago Correa
romina
Ana lidia
Tudor
Pietro