Dolor, vigas torcidas, hollín y metales derretidos entre la maleza es lo que ha quedado tras el incendio de la Base de Supertanqueros de Matanzas en agosto de 2022.
Las vías de acceso al sitio, a un costado de la bahía de Matanzas, se han mantenido llenas de camiones y maquinaria de construcción que dispuso el Gobierno para recuperar la mayor capacidad de almacenamiento de combustibles en el país.
Justo sobre el terreno que alcanzó temperaturas de 2 000 grados Celcius y en el que murieron 17 personas, entre ellas 14 bomberos, hoy trabajan decenas de constructores para cimentar un anillo de hormigón armado de 61 metros de diámetro.
Según reseña el diario Granma, esta es la primera etapa de un proceso que permitirá recuperar a largo plazo los 200 mil metros cúbicos de almacenamiento.
Dirigentes locales han dicho que en unos 16 meses quedará instalado el primer tanque de 50 mil metros cúbicos. El depósito tendrá una estructura similar al anterior, pero con algunas mejoras de seguridad, aseguran. Para ello se construirá un cubeto revestido de hormigón que debe retener el contenido total del tanque, en caso de un derrame accidental del combustible.
Pocas horas después de iniciado el incendio, la versión oficial lo atribuyó a la caída de un rayo. Ocho meses después se esperan aún respuestas; ninguna institución ha publicado los resultados de investigaciones al respecto ni ha atribuido responsabilidades ante las evidentes fallas de los protocolos de seguridad que ocasionaron la muerte de 17 personas y más de una decena de heridos.
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