Contra nuestra voluntad tenemos que hacer una pausa para denunciar, por primera vez de esta manera, actos de represión y coacción contra miembros de nuestro equipo. 

Como medio periodístico hemos evitado ser protagonistas de las historias, hemos escogido contar las historias de otras personas.

Pero en días recientes, la Seguridad del Estado y otros aparatos represivos del Ministerio del Interior han decidido amedrentar y amenazar a integrantes de nuestro equipo, con una andanada de citaciones policiales.

En menos de una semana, cuatro trabajadoras de elTOQUE han sido citadas a interrogatorio en estaciones de la Policía Nacional Revolucionaria en La Habana; las últimas tres en menos de 48 horas. Se trata de cuatro mujeres jóvenes, con responsabilidades tan distintas como periodista, diseñadora, productora y artista visual del suplemento gráfico Xel2.

Las presiones y preguntas de los agentes giran en el mismo sentido: acusar de mercenarismo el trabajo que realizamos y tratar de encontrar lazos que nos unan al grupo Archipiélago o a cualquiera de las suposiciones que habitan las mentes de los anónimos oficiales.

Con toda nuestra energía denunciamos el acoso al que están siendo sometidas nuestras colegas. Entendemos este abuso de autoridad como un acto que busca castigar e infundir terror en ellas y en todo nuestro equipo, simplemente por asumir nuestra responsabilidad profesional y ejercer nuestro derecho inalienable a expresarnos, a existir como medio de comunicación, a informar y a contrastar el discurso del poder.

Nuestro trabajo es el de un medio de prensa que acompaña a la ciudadanía. Por ese motivo, reflejaremos y daremos espacio a toda corriente política o agrupación ciudadana que ejerza sus derechos, sin menoscabo al derecho de los otros. Hoy hablamos de Archipiélago porque es agenda, como antes hemos hablado del estallido social del 11J, del 27N, del Movimiento San Isidro… Hemos ofrecido y ofreceremos herramientas y argumentos a todas las personas que puedan acceder a nuestros contenidos para comprender la realidad cambiante en la que viven.

No somos los primeros ni seremos los últimos en experimentar la persecución de los organismos policiales cubanos por motivos profesionales e ideológicos. De hecho, no es la primera vez que enfrentamos intentos de censura por la vía de la represión. 

Para no dejarnos llevar por las pasiones, para evitar caer en la polarización a la que indefectiblemente desean llevarnos las instituciones del sistema político cubano, y por respeto a la voluntad de las personas afectadas de mantenerse en silencio, hemos decidido no denunciar atropellos anteriores. Hemos preferido (y preferimos) responderles con trabajo sostenido.

La escalada que parecen haber emprendido las autoridades cubanas contra nuestro proyecto, como parte de su ofensiva contra toda expresión política de la sociedad civil que no controlan, hace imposible mantenerse en silencio. 

Con la misma determinación que hoy denunciamos estas citaciones policiales, denunciaremos en todos los espacios a nuestro alcance cada acto de intimidación que las fuerzas de seguridad cubanas emprendan contra miembros de nuestro equipo y contra la sociedad civil.

Hacemos responsables a las autoridades cubanas de cualquier daño físico o emocional que puedan sufrir nuestras colegas. Las responsabilizamos también por los perjuicios que estos interrogatorios puedan causar en el entorno familiar, profesional y social de estas personas. Pedimos a organizaciones, agencias internacionales y medios de comunicación que continúen denunciando el acoso al que están siendo sometidas cientos de personas en Cuba.

Abogamos por la solución pacífica de las diferencias entre cubanos, promovemos la comprensión y el entendimiento y continuaremos esforzándonos por entregar a nuestras audiencias un producto lo más objetivo y útil posible. Somos veraces, no neutrales, y nuestra responsabilidad es para con la Patria, con la Nación cubana, que no son feudo ni dominio exclusivo de una organización política y sus partidarios.

Hoy lo afirmamos con total convicción: no nos callarán.

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