Foto: Alba León

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Mi hijo y la historia de Cuba

16 / febrero / 2018

Mi hijo está en sexto grado. Dentro de pocos días se enfrentará a un examen de control de Historia de Cuba y me ha pedido apoyo. El período a analizar es de 1898 a 1952, que comprende los tres primeros capítulos del libro de texto. Demasiado para un solo cartucho, pienso.

Comenzamos hablando de Chibás, porque en torno a su figura versó la última clase que recibió en la escuela. Chibás era honesto, bueno, y desinteresado, dice mi hijo. Luego hablamos de Guiteras y su labor durante el llamado Gobierno de los Cien Días. Guiteras era honrado, valiente, y justo, dice mi hijo. Luego, seguimos en orden retroactivo y llegamos a Villena. Al poeta. Al tuberculoso. Al hombre que según mi hijo era sincero… y etc… etc… más de lo mismo, mi hijo no sabe nada de nada, solo tiene una idea maniquea de lo que es un patriota y de lo que es un villano, de lo que supuestamente está bien y está mal.

Mi pequeño posee una mente vivaz, solo está repitiendo lo que en la escuela le piden corear para obtener los cien puntos a la hora del examen. Es asombrosa la forma vaga y superficial con la que enseñan a nivel primario la asignatura más compleja y significativa a las que debemos enfrentarnos como entes sociales. De esta manera no siembran pasión por la Historia, sino apatía.

Seguimos conversando y no esperaba la sorpresa de mi hijo, sus ojos desorbitados, cuando le digo que Fulgencio Batista nació en la misma tierra que Fidel Castro, en Holguín. Él pensaba que Batista era de otra geografía. En su mente no cabe que semejante hombre —del cual solo conoce aspectos negativos— sea cubano. Tanto se quiere resaltar la cubanía como un dechado de aspectos positivos que se termina creando en la mente de los infantes una imagen falsa, un dibujo erróneo. Ni lo heroico a Martí, ni lo tirano a Batista le quita a ninguno de los dos lo cubano. Ambos son parte ineludible de lo que somos.

Según el pensamiento de mi hijo —que en un momento dado también fue el mío— todo lo vil viene de afuera. Primero fueron los colonizadores españoles y luego los amos yanquis. Entre los cuales muchos realmente tenían intenciones nefastas. Pero no se hace hincapié en la cifra de “cubanos” que en 1868 no deseaban un cambio de régimen en la isla, cuántos voluntarios “cubanos” apoyaron a los españoles durante la gesta del 95 en contra del Ejército Libertador —según el historiador Rolando Rodríguez fueron más de 100 mil—, cuántos “cubanos” votaron a favor de que la Enmienda Platt se convirtiera en apéndice de nuestra primera constitución postcolonial.

Si fueron muy “cubanos” Jesús Menéndez, Aracelio Iglesias y Sabino Pupo, también lo fueron sus respectivos asesinos. La sangre de unos y otros corre en nuestras venas. El orgullo y el oprobio van tomados de la mano.

Si algo quisiera inculcar en mi pequeño es la existencia de contrastes dentro de todo lo natural y humano. Que no existen los buenos buenos ni los malos malos. Explicarle que siempre hay que analizar las condiciones en las que cada persona actúa o actuó.

Más que hablar de buenos o malos, de patriotas y traidores, me gustaría que mi hijo pensara en personas que acertaron y personas que se equivocaron. Juzgar desde la distancia, así se mire la Historia con una lupa, es un ejercicio demasiado arriesgado.

Muchas veces la maquinaria del recuento histórico ha pasado con desdén sobre algunas figuras que debieron ensalzarse y ha sembrado en pedestales a otras que jamás los merecieron.

Que mi hijo pueda sopesar lo grandioso y lo turbio de nuestra historia —lo que muchos quieren mostrar y lo que casi nadie quiere recordar— es una de mis metas como padre que insiste en educar para mañana. Que sepa de qué está formado nuestro pasado, para que en un futuro cada una de sus acciones pese en sus hombros y en su conciencia.

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Jesse Diaz

No se por que, cada vez que leo un articulo asi, sin leer el nombre de quien lo escribio se que es de Heriberto Machado, en verdad de verdades no lo se. Solo se que al comenzar a leer, se que viene de la mano de el, de Heriberto.
Imagino sea por que conozco como se expresa, de como induce al lector por los caminos que el quiere, o quizas sea, por que me gusta lo que escribe y como lo escribe.
Retomemos su escrito.
Lastimosamente llevamos casi 60 años poniendo cartelitos, solo: BUENOS o MALOS, en nuestra Cuba no existen terminos medios, no existe el regular, el mas o menos, el 70 y 30%, el macho, la mujer o el maricon, asi de simple. Lo digo por experiencia propia. nosotros los Cubanos no sabemos hablar, explicar, mostrar, enseñar, demostrar, no, simplemente NO, gritamos y queremos imponer por la fuerza nuestro criterio, sin importar si esta bien o mal y sin importer si con ello nos llevamos a quien sea por entre las piernas.. Enseñar mal a los niños de hoy, nuestro presente es tergiversar el futuro, es mentir para un futuro inmediato, sin importar las consecuencias.
Estando en Cuba, en el 2009, llego mi sobrina de la escuela y muy dispuesta me dijo: Tio, tu sabias que Cristobal Colon no descubrio a Cuba ??. Casi me caigo de la silla pero, pense que jugaba conmigo y le dije: NO !!, y quien fue ??. Pues fueron los Indios, me dijo. Yo me sonrei, todavia atonito por lo que escuchaba, pero lo seguia achacando a que fuera un juego de ella, y le dije, en serio. Y ella volvio a decirme, si, fueron los indios, nos lo dijo el maestro. Incredulo, le dije, ok mañana yo voy contigo a la escuela para preguntarle al maestro. Y asi lo hice, casi me da un patatus cuando el mismo profesor, un joven avenido a maestro con aquellos cursos relampagos impartidos por la revolucion ( y hablo del 2009), me estampo en mi cara. Si señor. Cristobal Colon no descubrio a Cuba, fueron los indios. Solo atine a decirle: Sabes, quien dijo: Esta es la tierra mas bella que ojos humanos han visto, y me respondio: NO, no lo se, solo se que Cristobal Colon, no descubrio a Cuba. Para que describir la que alli arme, pero eso no viene al caso, solo hago la historia para corroborar lo que dice Heriberto. Solo existen: BUENOS Y MALOS. Es todo.
Los maestros deberian pensar un poco antes de hablar, ellos son los ejemplos mas faciles de seguir, los maestros llevan el liderazgo dentro de un pequeño grupo de gente nueva, como dijera Jose Marti. Y el proverbio nos enseña que: “lo que siembres hoy, eso recogeras mañana”. Yo recuerdo en mis tiempos de alumno, como iban los jefes de catedra a observar las clases, que sus propios compañeros impartian. No se si hoy por hoy se continua haciendo o no, pero me temo que esa costumbre quedo en el pasado como han quedado muchas otras. Alguien decia que: …ser maestro era enseñar y transmitir con el alma… Por que ese alguien diria esto, si ser maestro pudiera serlo cualquiera; seria una muy facil profesion, pero ese no es el punto, ser mestro significa enseñar y no se puede dar lo que no se tiene. Que podria enseñarle un joven de 18 años a uno de 16. Pregunto.. La respuesta es: Muy poco. Y con esto no quiero decir que no existan o que no se pueda hacer, pero reitero. Son muy pocos los que ofrecen su alma a la profesion de enseñar.
Asi lo demuestra la historia nuestra y no se puede hablar de nuestra historia en cuanto a la educacion si no hablamos del Padre Felix Varela, de quien dijera alguna vez Jose de Luz y Caballero, uno de sus discípulos:
«Mientras se piense en Cuba, se pensara con respeto y veneración en aquel que nos “enseño a pensar”» Hago hincapie en estas tres ultimas palabras. “enseño a pensar”
El Padre Varela, Jose de la Luz y Caballero, Jose Marti, estos del siglo XIX, ya en nuestro siglo XX, Villena, Frank Pais, ya en la Revolucion: Manuel Ascunce Domenech, Conrado Benitez Garcia, entre otros..
El maestro, no deberia pensar por el alumno, mas bien deberia enseñar a pensar, a valorar por si mismo, a sopesar las circunstancias, y deberia dejar que cada quien piense por si mismo, o, reitero, enseñar a pensar, como hacia el Padre Felix Varela.
Quien no nace para enseñar, no deberia jugar a ser maestro, esto es muy delicado. Es obvio que se han cometido muchos errores, y estoy seguro que se seguiran cometiendo, ​esto es jugar al gato y al raton, o a ver quien le pone el cascabel al gato. Pienso que, como dijera el profesor Calviño: Vale la pena.
Gracias Heriberto, me hiciste desempolvar viejos recuerdos. Ahh, estoy seguro que haras muy bien tu papel de maestro el enseñar a tu hijo al ver la verdad por sus propios ojos y no como nadie se la cuente. Estoy seguro, lo se. Se que VALDRA LA PENA. Un abrazo.. Jesse.
Jesse Diaz

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