Antes de la Tarea Ordenamiento (TO) los cubanos cobraban salarios en pesos cubanos (CUP). La mayoría absoluta de los productos importados y de la industria nacional solo podían adquirirse en pesos cubanos convertibles (CUC). Para ir a esas tiendas, los ciudadanos compraban los CUC en las Casas de Cambio (Cadeca) o en el mercado informal, a razón de 1 por 25 y 24.
El CUC era lo que en teoría económica se llama espejo monetario. Algo que no es un dólar (USD), pero que usamos como si lo fuera. Se trataba de una suerte de copia (no china, sino cubana) que se valoraba casi como al original. Era un USD criollo que solo tenía curso legal en Cuba. Pero quizá la mejor forma de entenderlo sea verlo como un vale.
Los USD llegaban a Cuba por la vía de familiares, mulas, etcétera, o por compañías, básicamente la Western Union (WU). Como el USD no tenía curso legal en el mercado doméstico, cuando sus dueños iban a cambiarlo, Cadeca lo recogía y a cambio entregaba un vale (CUC), y además aplicaba el respectivo gravamen al USD.
El USD enviado a través de la WU, por su lado, llegaba en forma de vale a su destinatario: la compañía recibía la divisa en USD y entregaba CUC (el vale) en Cuba. Por tanto, el único USD real para los cubanos, era el que estaba en efectivo.
Ese mecanismo fue redondo para el necesario enfoque mercantilista tardío del Gobierno cubano. Por cierto, también se le puede llamar enfoque recaudatorio.
La fuga
Comenzaron los problemas, porque el dólar es el dólar y la oferta estatal siempre ha sido insuficiente, en cantidad y calidad. En otras palabras: muchos bienes necesarios en Cuba (ropa, zapatos, electrodomésticos, medios de transporte eléctricos) eran importados de manera privada, y para ello hacía falta tener dólares. Pero los USD en manos de particulares no podían satisfacer la política recaudatoria. Miles de millones de USD fueron invertidos por cubanos solo en la zona franca de Panamá, por mencionar un ejemplo.
Por si fuera poco, el mercado, cuando encuentra un hueco, termina por llenarlo a su modo. Por eso, solo bastó que alguien descubriera que podía tener ganancia por tasa de cambio en la compraventa de divisas-vales, en el extranjero o dentro de Cuba, para comenzar a hacerle competencia a Cadeca. Surgieron casas de cambio (que no se llamaban Cadeca) al menos en Panamá y Miami, además de su mercado informal (ilegal) en Cuba.
No hacía falta siquiera comprar USD en Cuba para usarlos fuera del país y luego comprar CUC para regresar. Los fenicios que iban a esas ciudades por negocios, podían cambiar divisas o vales en ellas. Hasta los vales terminaron adquiriendo valor, y se estaban fugando también.
Con el tiempo, ese espejo monetario o vale dejó de ser eficiente como mecanismo recaudatorio, incluso para retener al propio espejo monetario. Cada vez menos oro y menos espejitos para el Gobierno.
No faltaron los intentos institucionales de poner parches a estas fugas de USD, que eran las más importantes. Por ejemplo, se crearon todas las trabas habidas y por haber a los fenicios. Asimismo, el Gobierno intentó vender a esos importadores lo mismo que compraban en Panamá, a través de unas tiendas especiales para ellos. Eran las primeras tiendas en USD, en octubre de 2019. No funcionó, y era tarde.
La captura
La mejor solución para la política recaudatoria fue crear una red de tiendas en moneda libremente convertible (MLC) donde se comercializarían bienes de consumo básicos.
Aunque de manera oficial no se reconozca la relación, esa transformación económica no podía hacerse a gran escala sin la TO. Carece de sentido que existiera el CUC si había una (gran) red de tiendas de bienes básicos en MLC. ¿Para qué querría alguien el CUC, si la mayoría de las tiendas serían en MLC? En ese sentido, el CUC se volvería un eslabón innecesario para el consumidor. De no haberlo sacado de circulación, de todos modos, habría quedado en desuso. Imaginemos qué haría alguien que necesitara MLC: ¿Comprar CUC para luego comprar MLC? Algo sobraba. Y así fue.
¿Qué cambió? Después de la TO, los cubanos siguen cobrando salarios en pesos cubanos (CUP). La mayoría absoluta de los productos importados y de la industria nacional solo pueden ser adquiridos en MLC (o con altos precios en CUP que incluyen el costo de la tasa de cambio y de la escasez). Para ir a esas tiendas, los ciudadanos compran MLC en el mercado informal, a razón de 1 por 70 aproximadamente.
La MLC es la denominación que recibe el saldo en tarjeta o cuenta, con equivalencia de 1x1 con el USD. No es un dólar, pero lo usamos como tal. Se trata de una copia que valoramos como al original, incluso más caro. Es un dólar criollo, que no es que tenga curso solo en Cuba, sino que no se puede extraer su equivalencia en USD. Pero quizá la mejor forma de entenderlo sea verlo como un vale.
En los primeros meses de la TO, los USD llegaban a Cuba vía familiares, mulas, etcétera, o cargando el saldo de cuentas o tarjetas en MLC (ahora sin WU). Como el USD no tiene curso legal en el mercado doméstico, ese efectivo lo recogía el banco y a cambio entregaba un vale (MLC) a quien hacía el depósito, ahora sin el respectivo gravamen al dólar, por supuesto.
El déjà vu
Y los problemas «empiezan» porque el dólar es el dólar y la oferta estatal siempre ha sido insuficiente, en cantidad y calidad. En otras palabras: muchos bienes necesarios en Cuba, ropa, zapatos, electrodomésticos, medios de transporte eléctricos, son importados de manera privada, y para ello hace falta tener dólares. Los USD en manos de particulares no pueden satisfacer la política recaudatoria (los fenicios, aunque en menor volumen, siguieron haciendo viajes comerciales).
Se le suma a ello que la crisis económica y la COVID-19 han estimulado la salida de cubanos del país, y ellos necesitan USD. Además, si hacen ventas de inmuebles y vehículos, solo es en esa moneda. Los negocios privados comenzaron a cobrar en USD. Potencialmente, dinero no recaudado.
El Gobierno no cometió el mismo error. Para que todo el USD fuera a bancos cubanos, lo sacó de circulación. Les retiró a los ciudadanos la posibilidad de depositar USD en cuentas bancarias para obtener a cambio los vales correspondientes. Y lo complementó con las tiendas en las que se paga desde el exterior solamente (en divisas). Estas tiendas estaban en funcionamiento antes de la TO, pero se reforzó su uso en los últimos tiempos.
Con ello, quien vaya a enviar dinero como remesa a Cuba, en vez de mandar el USD en efectivo, tiene que recargar una cuenta en MLC o comprar en esas tiendas. Es la garantía de que, al menos ese dinero destinado a remesas, termine de forma segura en bancos cubanos; de todos modos, a cambio, el ciudadano recibirá su vale.
Aunque siempre existe la compraventa de USD para salir del país, la limitación para hacer depósitos en esa moneda evita que la divisa que llegue a Cuba como tal y en forma de remesa, salga sin ser recaudada. Y, aunque haya fluctuaciones del mercado informal, se trata de un mercado que vende los vales (ya el USD está en bancos cubanos). Se recauda el oro y los espejitos no pueden salir.
Yo también tuve un déjà vu mientras escribía esto. El Gobierno logró hacer mejor lo que intentó en los noventa. Entonces no había condiciones tecnológicas para que los vales fueran solo digitales y hay de por medio más de veinte años de práctica para aprender.
Un amigo me decía que solo falta que vuelvan a inventar el CUC. ¿Para qué? Ya lo hicieron, y no es necesario imprimirlo.
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