El Mercado de la Tierra.
Foto: Jorge Luis Baños/ IPS
Mercado de la Tierra refuerza la agroecología en La Habana
9 / enero / 2020
La agroecología y el consumo de alimentos sanos ganan cada vez más seguidores en Cuba: así lo evidencia el Mercado de la Tierra, un cada vez más concurrido espacio de intercambio entre productores y consumidores en la periferia habanera.
Ocurre desde diciembre de 2017 y con frecuencia trimestral en la finca Vista Hermosa, perteneciente a la cooperativa de créditos y servicios Emiliano Montes de Oca de Bacuranao, en el municipio de Guanabacoa.
Organizan esta actividad el Movimiento de Alimentación Sostenible (MAS), adscrito a la no gubernamental Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y Respeto Ambiental (CubaSolar), y el restaurante privado Mediterráneo Havana.
Sito en el barrio de Vedado, el restaurante inaugurado en 2013 se abastece de las producciones sin químicos de la finca.
Ciento por ciento orgánico
A la novena edición de estos encuentros, efectuada el 8 de diciembre, acudieron centenares de personas interesadas en obtener alimentos orgánicos y otros productos de fabricación artesanal como jabones, velas, panes integrales y sin levadura, quesos, embutidos, mieles y muebles.
“Convocamos a emprendedores que apuestan por este tipo de producción, así como a los consumidores para generar un intercambio y conozcan de qué manera se origina, cultiva o elabora lo que aquí se comercializa o expone”, explicó a la Redacción IPS Cuba Raúl Relova, uno de los organizadores de la actividad.
Sostuvo que “este evento tiene un nivel de convocatoria bastante alto. En ediciones anteriores incluimos paneles, presentaciones de libros, conferencias de especialistas y personas que quieren intercambiar y promover esta filosofía de vivir, consumir e intercambiar con la naturaleza”.
Arlen Martínez, una joven emprendedora, decidió ir por primera vez a este espacio con algunas propuestas de su tienda privada La Bombilla, sita en la barriada de La Víbora, y especializada en muebles artesanales de pequeño formato, utilitarios y decorativos para el hogar.
“Trabajamos como base en el reciclaje, con muchos productos que caducaron su vida útil y le dimos un nuevo sentido. Ello favorece el cuidado medioambiental y la sostenibilidad”, apuntó.
Vista Hermosa sobresale a nivel nacional en la producción de leche vacuna y de cabra y carnes, además de quesos, embutidos, pastos, hortalizas, vegetales, plantas aromáticas y frutas. Asimismo, utiliza los residuos en la producción de materia orgánica y usa el potencial solar para obtener gran parte de la energía que consume.
La finca se encuentra adscrita a Slow Food Internacional, un movimiento nacido en Roma en diciembre de 1989 y cuyo manifiesto fundacional aboga por una alimentación buena, limpia y justa, sobre bases agroecológicas sostenibles, en oposición a la comida chatarra.
Slow Food integra una red mundial de comunidades en más de 160 naciones de millones de personas, empeñadas en evitar la desaparición de las tradiciones culinarias locales.
Salvar la comida autóctona
Precisamente, el último Mercado de la Tierra celebró el 30 aniversario de dicho manifiesto que ofrece soluciones viables a la lucha contra el cambio climático.
“En 2004, un grupo de directivos de Slow Food visitaron Cuba por primera vez. Quedaron impresionados por cómo, con el Periodo Especial (nombre oficial de la etapa más dura de la crisis que persiste desde 1991), en la isla se desarrollaron iniciativas de producción de alimentos mucho más sostenibles que las existentes previo a esa etapa”, explicó Madelaine Vázquez, vicepresidenta de Cubasolar y del MAS.
Recordó que dichas personalidades se interesaron en los avances del país en cuanto a los procesos agroecológicos y de conservación de alimentos y visitaron proyectos que eran muy coincidentes con la filosofía de Slow Food.
“Cuba aporta a este movimiento mucho de su capital humano porque, en este mismo Mercado de la Tierra, tienen lugar intercambios en la esfera del conocimiento, las personas comienzan a tener una conciencia de lo que se comen, cómo se produce”, subrayó Vázquez.
Remarcó que el Mercado de la Tierra es una de las líneas de trabajo fundamentales del MAS, muy vinculado a la denominada Arca del Gusto, un proyecto voluntario que busca catalogar y describir productos cubanos amenazados desde el punto de vista cultural y biológico.
“En el caso cubano, ya tenemos 41 productos identificados entre alimentos, razas de animales y productos manufacturados: el queso Nabacoa, el cerdo negro criollo, la gallina Cubalaya, el caimito, el canistel, el conejo pardo criollo, el anón rojo, el casabe, las bolas de cacao de Baracoa y el tetí, un pececillo que desova en la bahía de dicha urbe del oriente cubano”, puso como ejemplo.
Este texto fue publicado originalmente en IPS Cuba. Se republica íntegramente en elTOQUE con la intención de ofrecer contenidos e ideas variadas y desde diferentes perspectivas a nuestras audiencias. Lo que aquí se reproduce no es necesariamente la postura editorial de nuestro medio.
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