Foto: José Leandro Garbey.
Incendio en Matanzas: riesgos y frecuencia de las explosiones de combustible
6 / agosto / 2022
En la tarde del 5 de agosto de 2022 un rayo impactó el tanque número 52 de reserva de petróleo, ubicado en la Empresa Comercializadora de Combustible —conocida como Base de Supertanqueros— de Matanzas.
El incendio provocado por la descarga eléctrica se ha expandido durante la madrugada y la mañana del sábado, mientras que la nube de humo se aprecia en La Habana, ubicada a 100 kilómetros aproximadamente del lugar del siniestro.
¿Por qué se produce la nube de humo y cuáles son sus peligros?
En todo incendio se forman gases derivados de la combustión. Los gases que se liberen dependerán, en gran medida, del tipo de combustible involucrado.
De la gran variedad de gases que pueden formarse durante un incendio, la mayoría son tóxicos, algunos de elevada toxicidad y causa de fallecimientos. Los efectos dañinos para el organismo humano derivados de inhalar gases tóxicos de combustión pueden ser variados. De acuerdo con reportes de
especialistas
, pueden ir desde la pérdida de coordinación y consciencia, desorientación, hasta el envenenamiento y la asfixia.
El humo aparece debido a una combustión incompleta, en la que pequeñas partículas se hacen visibles e impiden el paso de la luz. La situación se agrava cuando el humo es de color negro.
El color del humo depende de muchos factores, uno fundamental es el tipo de material que combustiona. De acuerdo con una investigación de la Diputación de Sevilla, España, el color blanco o gris pálido del humo «suele» indicar que el combustible arde libremente. El color negro o gris oscuro «suele» denotar un incendio de mucha temperatura y falta de oxígeno. El color amarillo, rojo o violeta «normalmente» indica la presencia de gases tóxicos.
El humo derivado de la combustión constituye el primer factor de riesgo en los incendios. Sus efectos dañinos suelen aparecer incluso antes de sentir el incremento de la temperatura ambiente. Puede ser peligroso y resultar letal si se inhala en concentración elevada. Su riesgo depende de la toxicidad de las sustancias formadas, pero también de su temperatura y de la cantidad de oxígeno disponible en el recinto inundado por el humo.
La mayoría de los fallecidos en los incendios no mueren como consecuencia de las quemaduras por calor, sino por las sustancias inhaladas y la asfixia resultante de respirar aire a muy baja concentración de oxígeno; sea porque lo ha consumido la combustión o porque lo ha desplazado otros gases. La hipoxemia producida favorece el incremento de la respiración y con ello la rapidez en la inhalación de productos tóxicos.
La intoxicación por humo es la principal causa de mortalidad en este tipo de siniestros. Es la responsable de entre el 70 % y el 95 % de las víctimas que se producen en los incendios, tanto en pacientes que presentan quemaduras como en quienes carecen de ellas. Por tanto, el humo es el principal peligro para la seguridad de las personas durante los incendios y por ello se le debe prestar especial atención, sobre todo en espacios cerrados o semicerrados.
Un
reporte
de la televisión cubana hizo énfasis en el llamado de las autoridades del Ministerio de Salud Pública al cuidado respiratorio de las personas asmáticas ante la contaminación del aire, pero no se han dado más detalles al respecto.
El meteorólogo Elier Pila Fariñas explicó a la prensa oficial que el humo se extiende también por las provincias Mayabeque, La Habana y Artemisa; y agregó: «la altura a la que está ocurriendo es bastante considerable y va a minimizar la afectación que pudieran tener los compuestos químicos sobre la población; pero sobre una zona más cercana, como la provincia Matanzas, se debe prestar más atención a la evolución del fenómeno».
De
acuerdo
con la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA), quienes están expuestos a incendios cercanos de grandes proporciones deberían utilizar «el sentido común para guiar sus actividades». Recomiendan a la ciudadanía que, mientras persista el olor a humo en el área, se evite salir a zonas en las que haya mayor exposición a la inhalación. Sobre todo, recomienda evitar que los niños que padecen asma estén fuera mientras persista la situación.
Como medida de protección, EPA alerta que las máscaras contra el polvo no son suficientes. Reconoce que las máscaras de papel contra el «polvo» o las mascarillas quirúrgicas no protegerán los pulmones de quienes se expongan a humos tóxicos. Alerta, además, que las bufandas o bandanas (húmedas o secas) tampoco ayudarán. Aconseja para estos casos, en especial, las máscaras contra partículas, conocidas como respiradores N-95 o P-100. Un mecanismo de protección que a los cubanos en estos momentos les resulta bastante esquivo.
EPA recomienda permanecer dentro de casa durante un incendio de grandes proporciones, cuya nube de humo afecte la zona de residencia. Indica encender los aires acondicionados en caso de poseerlos.
Es imprescindible también exigir a las autoridades de salud y ambientales cubanas que ante una situación como la que vive Matanzas (y que comienza a afectar a otras localidades del país) emitan reportes frecuentes sobre la calidad del aire. Se trata de una información pública indispensable para la protección, sobre todo de los pobladores de las zonas directamente afectadas.
Incendios en tanques de combustible: ¿cuán frecuentes son?
Dos tanques de combustible arden en la zona industrial matancera, tras una descarga eléctrica sobre uno de ellos. ¿Cuán frecuentes son estos accidentes? ¿Qué otros accidentes de este tipo han sucedido en el mundo?
De acuerdo con una
investigación
publicada en la Revista Sudamericana de Ingeniería Estructural, han ocurrido varios casos emblemáticos de incendio de granjas de tanques. Solo en la primera década del siglo XXI pueden mencionarse los sucedidos en Guam, Océano Pacífico, en 2002; Buncefield, Inglaterra, en 2005; Texas City, Estados Unidos, en 2005; y, Bayamón, Puerto Rico, en 2009.
A continuación, una breve revisión de los cuatro accidentes a fin de ilustrar los mecanismos en cada evento, su importancia y las posibles similitudes con el siniestro de Matanzas.
Accidente de Guam, 2002
El accidente tuvo dos etapas: la primera ocurrió en julio de 2002 tras el paso del tifón Chata’an, que afectó la pequeña planta de almacenamiento de combustible de la isla Guam (Estados Unidos) en el Océano Pacífico. Uno de los tanques se pandeó por la acción del viento y le provocó deformaciones. El tanque no fue reparado, de manera que el techo flotante podía trabarse con facilidad.
En diciembre de 2002 la isla se vio afectada por un segundo tifón llamado Pongsona; en esa ocasión, la arena que transportaba el viento produjo fricción contra las paredes del tanque, lo cual generó electricidad estática que inició el proceso de ignición dentro del tanque. El fuego se propagó a otros tanques de la planta.
Accidente de Texas City, 2005
Texas City alberga varias granjas de tanques. En particular, un accidente ocurrido en la
Refinería British Petroleum
, en marzo de 2005, afectó unos 50 tanques y causó la muerte de 15 operarios y decenas de heridos.
El origen del accidente fue el sobrellenado rápido de uno de los tanques, en el que no funcionó de manera adecuada el medidor de nivel de combustible en el interior ni el sistema de alarma que produce corte del ingreso de fluido.
La consecuencia fue el derrame de combustible al exterior, con formación de una nube de vapor que se propagó al nivel de la superficie de la planta. El mecanismo de ignición fue el encendido del motor de uno de los camiones que estaban en la planta.
Accidente de Buncefield, Inglaterra, 2005
El
accidente de Buncenfiel
es uno de los más estudiados y comprendidos, debido a que en Gran Bretaña los casos de este tipo se tratan de manera abierta y sus resultados se publican como informes oficiales de agencias de Gobierno; asunto poco común en el escenario cubano y que se espera pueda revertirse para comprender el alcance del factor humano en el siniestro matancero.
La investigación del caso inglés concluyó que un sensor de nivel falló en un tanque que estaba siendo cargado y permitió que se superara la capacidad de hermeticidad del techo interno flotante. El combustible empujó el techo y fluyó por los bordes hasta llenar el tanque por encima del nivel del techo flotante. Luego, el combustible se desbordó a través de los ventiladores en el techo del tanque y llegó hasta una estación de bombas cercana, donde hizo contacto con chispas provenientes de motores y generó la ignición.
Accidente de Bayamón, Puerto Rico, 2009
El
evento ocurrido en Bayamón
es similar al accidente de Buncefield: ambos ocurrieron durante la medianoche, los tiempos de extinción fueron semejantes y también la cantidad de tanques involucrados.
Los investigadores determinaron que la falla en los dispositivos del sistema de seguridad del tanque que se llenaba desató una cadena de eventos que culminaron en la catástrofe.
Ni los sensores de medición ni las alarmas de seguridad se activaron. Previo a los últimos momentos antes de la explosión, personal de la planta se percató de que el tanque que se llenaba había llegado a su capacidad máxima de contención y que habían comenzado a emanar gases combustibles.
Finalmente, el combustible derramado halló una fuente de ignición en el área de la planta de tratamiento. Varias posibles fuentes de ignición de origen eléctrico se convirtieron en objeto de investigación, entre ellas una lámpara de luz fluorescente que pudo generar una chispa eléctrica, que resultaría suficiente para encender el vapor combustible.
Otros accidentes también se han producido en fechas más recientes. Resaltan, por ejemplo, los ocurridos en
Amuay
, Venezuela, en 2012. En Argentina se han registrado incendios recientes en pozos de gas y tanques de almacenamiento. En julio de 2013 hubo una explosión en un pozo de gas en
Plottier
, y en ese año sucedió un incendio de un tanque de petróleo en el área Chihuidos, cerca de Rincón de los Sauces.
Los reportes previos indican que los eventos de este tipo ocurren con cierta frecuencia en países con determinados niveles de desarrollo y de respeto por las reglamentaciones de seguridad.
Atendiendo a esos factores, las autoridades matanceras han solicitado ayuda y asesoría internacional para el control de un siniestro que parecen no tener la capacidad de controlar.
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