¿Cuáles son los avatares cotidianos de la producción y el consumo de alimentos en la Isla? ¿Qué barreras y estímulos se encuentran quienes luchan por la tan deseada autonomía nutricional? ¿Cómo los megaproyectos económicos de estos rubros se aterrizan (o no) en las cocinas domésticas? ¿Qué soluciones a tan espinosos asuntos se avizoran a mediano y largo plazos?
Estas fueron las preguntas que motivaron el inicio de El drama de la comida en Cuba, un especial multimedia que cuenta la ruta de la producción, distribución y consumo de alimentos en Cuba; dicho en otras palabras, qué pasa con los alimentos entre el campo y la mesa.
Cuba importa cerca del 70 por ciento de los alimentos que consume y el Gobierno tiene cada vez menos divisas para comprar dichos alimentos. Parte del resultado de esta escasez se refleja en las largas filas, la malnutrición y en las subidas de precios de productos claves como leche, carne de cerdo o arroz.
Ha quedado claro que gran parte de las medidas tomadas por el Gobierno para solventar una crisis demasiado prolongada han sido ineficientes y limitadas. Los problemas estructurales del Estado convierten el acceso a la comida hoy —y probablemente por mucho tiempo— en un infierno burocrático del que ningún cubano se escapa.
Te invitamos a navegar este especial multimedia y, al final, hacer la compra del mes con la calculadora de precios.
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