Hasta el 18 de agosto de 2021, se reportaron por el Ministerio de Salud Pública 545 275 personas contagiadas de COVID-19 en Cuba y 4 240 fallecidas. La nación se posiciona así entre los países con mayor porciento de contagios. En este contexto abundan acusaciones respecto al destino de los cadáveres y la existencia de fosas como sepulcro final.
Conste o no en el acta de defunción como causa del deceso la COVID-19, las autoridades han reconocido el aumento considerable del número de fallecidos los últimos meses. Esto ha conducido a un colapso de los servicios necrológicos en una parte del país que desde antes tenían problemas de disponibilidad de espacios.
Sin embargo, el 31 de julio, Humberto López desmintió en televisión nacional un video sobre sepulturas en fosas comunes en Santiago de Cuba. Según sus palabras: «estas imágenes no son de Cuba, son parte de la campaña que están desarrollando para crear malestar, desprestigiar el esfuerzo de nuestro Gobierno y pueblo en el enfrentamiento a la pandemia». El video en cuestión estaba publicado en un canal con solo cuatro seguidores en ese momento y hasta hoy suma solo 616 vistas.
Que ese video en particular no sea cierto, no niega que ocurran situaciones similares. A pesar de las denuncias ciudadanas en distintas regiones país la retórica oficial ha insistido en negar el tema, aclarando que no se trata de espacios «comunes».
Ciego de Ávila
El 19 de julio, la usuaria de Twitter @gisp28 reportó la existencia de fosas comunes en Morón, en las que se enterraban los cadáveres en bolsas de nailon por la ausencia de cajas fúnebres. La denuncia iba acompañada con fotografías del lugar de los enterramientos.
El periódico Invasor se apresuró en decir que al menos era «engañosa». «Si bien las fotos podrían ser auténticas, las autoridades de Comunales desmienten que se trate de fosas comunes», planteaba el diario. A la vez, reconocía que en esta provincia ha sido necesario construir nichos urgentemente en los dos principales municipios por el aumento de los fallecidos y la poca capacidad de los camposantos.
Sin embargo, la verificación que hace El Invasor es incongruente. En el texto citan un tweet de la RedVerdad donde reconocen que la foto es del Cementerio de Morón y solo niega el hecho de que se trate de una fosa común.
El texto también cita un post en Facebook del periodista Jorge Luis Delgado Felipe quien no aporta ningún elemento que demuestre la falsedad de la publicación. Incluso, no niegan la posibilidad de que se trate del cementerio de Morón pues según otro texto publicado por Radio Morón, desde el 29 de julio se estaba trabajando en la construcción de nichos y osarios.
Santiago de Cuba
Otro ciudadano indignado que denunció los hechos fue Roberto Alejandro Ibarra Ruiz, conocido como Tîcö Äwö Ôrümîlä en Facebook, quien publicó: «El 24 de julio yo enterré a mi abuela en el cementerio de Juan González (Santiago de Cuba) y como pueden apreciar en el video la están enterrando en una fosa, mezclada con las personas que murieron de COVID-19, cuando ella no sufría de esa enfermedad; incluso, en el carro fúnebre traían otro cadáver aparte del de mi abuela. Entonces, ¿de qué estamos hablando?, ¿hasta cuándo vamos a seguir viviendo de la mentira?».
La poca disponibilidad de espacio en los camposantos cubanos ha obligado a estas prácticas de sepultura, al mismo tiempo que se amplían las capacidades. En el caso de Ibarra Ruiz, se le entregó un comprobante con el sitio exacto donde se encontraba sepultada su abuela.
José Gonzalo Borrero Sotomayor, director provincial de Servicios Comunales en la Ciudad Héroe, explicó a Granma que se decidió sepultar en el cementerio de Juan González a los fallecidos por cualquier causa (no solo por COVID-19), cuyas familias carecen de bóvedas privadas, o que no fueran incinerados en el crematorio, en cumplimiento de lo establecido en el artículo 17 de las Normativas Técnicas de Cementerios.
El artículo plantea que «todo ataúd será cubierto por una capa de tierra de 1.5 m de espesor por lo menos. Si hubiese más de un ataúd, la distancia se medirá desde la parte superior del ataúd más superficial. La tierra que se utilice no será comprimida ni apisonada».
El diario Granma puntualizó en esa ocasión que, en todos los casos, los cadáveres están siendo enterrados en ataúdes, y que hay claridad en el sitio del sepulcro. Seis días después, el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba se retractó de estos hechos y volvió a negar la existencia de fosas y las desapariciones de cadáveres debido principalmente a los trámites burocráticos.
Nuestro equipo buscó la ubicación del cementerio en el municipio de Juan González y verificó que se trataba de este lugar, elementos como la carretera, el mar que se divisa al fondo y la existencia de un terreno justo al lado del cementerio nos confirmaron la ubicación.
Cienfuegos
Otras denuncias han llegado desde Cienfuegos. En este video de apenas quince segundos una mujer graba el momento en el que trabajadores se pusieron a cavar las tumbas en una de las partes más alejadas del cementerio Tomás Acea.
Para localizar la ubicación de este video buscamos la vista satelital del cementerio Tomás Acea en Cienfuegos. Aquí vemos como coincidía un terreno a las afueras del cementerio donde, al igual que en el video, se divisa una chimenea.
Al analizar el video también pudimos identificar que los sujetos que aparecen en el video están sujetando una pala.
Guantánamo
Por otra parte, Ihosvany Fernández Fernández, director provincial de Servicios Comunales de la provincia Guantánamo, reconoció al canal de noticias local la saturación del transporte fúnebre en el territorio, por lo que están empleando otros medios de transporte para transportar los cadáveres; describe el protocolo a seguir en casos de COVID-19, habla de la extensión del trabajo al horario nocturno y reconoce que se han utilizado bolsas de nailon negro.
En este video también se cuestiona al funcionario por que el dato de personas fallecidas que el ofrece sobre los enterramientos en general y de COVID-19 no coincide con los datos en el parte oficial del Ministerio de Salud Pública en la provincia.
Villa Clara
También la emisora villaclareña CMHW, en su página de Facebook anunció el 15 de agosto remodelaciones en el cementerio.
La existencia de fosas para las inhumaciones en Cuba es una práctica anterior a la actual situación. Según las Normativas Técnicas de los Cementerios, fechada enero de 2007, se plantea:
Artículo 7: Las inhumaciones de fallecidos por enfermedades contagiosas se realizarán en tierra, se exceptúan los particulares que tengan inmuebles propios y quieran hacerla en las mismas.
Artículo 8: Se realizarán las inhumaciones en tierra cuando no exista bóvedas o panteones estatales o a petición del familiar o que la muerte haya sido provocada por enfermedades contagiosas y así lo determine la autoridad sanitaria.
De igual modo, se acepta la existencia y empleo de fosas, siempre y cuando se cumpla con lo establecido en el mencionado Artículo 17.
Las autoridades han negado que se trate de fosas «comunes», pues cada cuerpo ocupa un lugar propio, debidamente identificado. Pero han confirmado que se realizan inhumaciones en tierra, de acuerdo al protocolo establecido, en nuevos espacios ante el colapso de los servicios necrológicos en cementerios y crematorios.
Irregularidades y quejas desde los centros de salud
Las inconformidades y denuncias de las cubanas y cubanos sobre el destino final de sus seres queridos no solo han sido respecto a los enterramientos; la saturación en los servicios hospitalarios y su falta de capacidad ha producido en los últimos días algunas protestas y denuncias en las instalaciones para evitar los fallecimientos.
El 4 de agosto, el usuario Erick Matos publicó en Facebook sobre el Hospital Lenin en Holguín unas imágenes que muestran pacientes recibiendo atención médica en las afueras del centro por la falta de capacidad de la institución para acoger a los enfermos y fue compartida por varios medios.
«Llegamos a la casa a las 2:40 de la madrugada luego de un día agotador en ese sitio donde pasamos el día entero esperando ser atendidos, sin lugar donde [sentarse] que no fuera calle, aceras, suelo, [hierba] y con poco espacio para mantener [distanciamiento] entre los que estaban en ese sitio de la cantidad de personas presentes de necesidad médica», declaraba Matos quien llegó al hospital a las 12:45 de la tarde con su madre enferma.
Esto generó disputas sobre la veracidad de la foto y algunos usuarios en TW la calificaron de falsa. No obstante, el resto de las fotos y el contraste desde distintos ángulos nos permitió verificar que su contenido es cierto.
Además, los comentarios en la publicación respecto a las irregularidades en el centro hospitalario confirmaron la situación. Entre ellos, la usuaria Zürî Gønzälez planteó: «Yo estuve el día 25 ingresada ahí para tener a mi hijo y cuando me mandaron al otro día al cubículo tenían los casos de COVID en la misma sala de la cesareadas y con recién nacidos. La solución que vi fue fugarme para evitar un mal mayor y no te dicen ni siquiera que hay positivos a COVID cerca. Tampoco vale la pena reclamar ni publicar nada porque después dicen que le pagan a uno o que es un montaje (…)».
Recientemente, y luego de las palabras del primer ministro Manuel Marrero que responsabilizan al personal de salud de la situación sanitaria que atraviesa el país, un grupo de médicos y estudiantes de Medicina de esta provincia denunciaron que el colapso sanitario en Cuba no ha sido responsabilidad de ellos, sino de la carencia de insumos y medicamentos para tratar a los pacientes.
Otro incidente ocurrió el 6 de agosto en Sagua la Grande, Villa Clara, cuando disturbios en el hospital de este municipio obligaron a las autoridades a acudir a la institución. Ante los hechos y las noticias que circularon en redes sociales, la página en Facebook del canal provincial Telecubanacán dijo:
“DESMINTIENDO UNA NOTICIA FALSA SOBRE HECHOS SUCEDIDOS EN HOSPITAL 9 DE ABRIL DE SAGUA LA GRANDE
Anciana fallecida de 70 años nombrada Estelina Ibarra Ortiz del municipio Corralillo, residente en el poblado de Rancho Veloz que ingresó en el hospital Mártires del 9 de abril remitida de su municipio.
Ingresó el 4 de agosto a las 12 del día en la sala 4A cama 10. En la sala: positivo de alto riesgo con PCR confirmado.
Fallece a las 4 de la tarde del 6 de agosto positiva a la COVID-19 con muerte súbita debido a un trombolismo pulmonar. En ausencia del médico en el momento del suceso acude el doctor intensivista Lázaro López Hernández y los enfermeros Marai Méndez y Luis Miguel Jiménez Perdigon dando respiración cardiopulmonar sin poder lograr la recuperación de la paciente. Su hijo reaccionó bruscamente contra el personal de salud. Con palabras fuertes y agresivas. Creando un clima desfavorable entre los pacientes de la sala 4A a la que acuden autoridades del centro y del territorio.
En este momento hay total tranquilidad en todo el hospital. Los pacientes son atendidos y reciben sus medicamentos. El resto de la noche se mantiene en la sala el clínico César Hernández para la atención a los pacientes. Las autoridades médicas evalúan las causas del incidente.
Sin embargo, al día siguiente el usuario Andrei Álvarez Frías publicó varios videos que ilustraban la situación vivida en este hospital la noche anterior donde son visibles las malas condiciones en las que se encontraban los pacientes, se escuchan acusaciones de, al menos, dos fallecidos durante el día, así como el estado de ansiedad y desesperación de los acompañantes en medio de esa situación.
Otras denuncias refieren a los hospitales de Ciego de Ávila, tanto el Antonio Luaces Iraola de la cabecera provincial, como el Roberto Rodríguez, de Morón. Las cuales han sido verificadas por el periódico local Invasor. Carencia de oxígeno (como en gran parte del país), comercio de antibióticos extraídos del hospital a precios exorbitantes y carencia de recursos son algunas de las penurias por las cuales pasan los avileños.
Las pésimas condiciones de los centros hospitalarios y la carencia de insumos médicos han traído como consecuencias un aumento de los fallecidos no solo por COVID-19, siempre bajo un manto de sospecha y secretismo.
Según han explicado las autoridades, las estadísticas sobre los fallecidos corresponden a las personas positivas al SARS-CoV-2 al momento de su fallecimiento. Quienes cursaron la enfermedad y quedaron con secuelas o inmunodeprimidos y mueren por estas causas no cuentan en las estadísticas oficiales. Tampoco quienes fallecen antes de recibir los resultados de los PCR, que pueden demorar días debido a la escasez de estos y los sobrecargos en los laboratorios.
Si a estos hechos le sumamos la conocida carencia de medicamentos para tratar otras enfermedades, las condiciones de hacinamiento en las instituciones de salud y las imágenes de las morgues, de los centros hospitalarios, funerarias y cementerios, no resulta difícil dibujar un panorama desolador.
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