Eco Deco Taller es un espacio de creación y trabajo responsable con el medio ambiente. Foto: David Estrada/ Escuela de Fotografía Creativa de La Habana
Eco-Deco Taller: carpintería ecológica en Cuba
21 / enero / 2020
Esas estructuras de madera (pallets) que usted ve como soporte de productos en algunas tiendas o echándose a perder a la intemperie sufren una metamorfosis en Eco-Deco Taller: de potenciales desechos se convierten en muebles y accesorios para el hogar o pequeños negocios.
La guía de esta transformación es Shallya Sánchez, emprendedora cubana que rescató la tradición de la carpintería legada por su abuelo y la reinventó mediante el reciclaje de materiales.
Antes de retomar la herencia familiar, la joven pensó y estudió diferentes ideas de negocios, desde abrir una carnicería hasta montar un spinning. Se apoyó en sus estudios en Ciencias de la Información para “la gestión, planeación, elaboración de un plan de negocio y estudio de mercado. Todo eso lo hacía previendo ciertas y determinadas consecuencias que podía tener cada negocio”.
Hasta que un día puso su vista en la carpintería y se preguntó cómo reinventarla. “En una feria en la que participé como asistente me dejaron cosas que ya no iban a utilizar, entre ellas, un pallet”. A partir de esa única pieza, aparentemente inservible, tuvo la idea de construir una mesa para laptop. En ese instante, impulsada por la necesidad, vio también una posibilidad: usar ese tipo de material para elaborar productos y comercializarlos a precios más económicos.
UNA ALTERNATIVA MÁS ECONÓMICA Y AMIGABLE CON EL MEDIO AMBIENTE
Un mueble en la Feria Internacional de Turismo de La Habana podía costar 1 200 CUC en el año 2017. Hoy, en sitios de anuncios clasificados, redes sociales e incluso tiendas físicas, pueden encontrarse muebles con un precio básico de 300 CUC.
Eco-Deco propone una alternativa diferente, que “no es madera preciosa ni mucho menos. Es un mueble funcional con materiales reciclados que puede ayudar a la gente como me ayudó a mí”, dice la emprendedora.
En su catálogo puede encontrarse variedad de diseños, de acuerdo a diferentes gustos y necesidades: desde una mesa de comedor o un juego de sala hasta un armario.
“Obviamente tendré producciones en serie tanto por encargo de un cliente o porque sea un producto que yo quiera potenciar, pero ello no significa que vaya a dejar se hacer trabajos personalizados, lo único negativo de esto es que a veces los tiempos se hacen más largos. Y hay clientes que lo entienden y otros que no”, cuenta.
Mercy Correa Piñero, directora del Centro Nacional de Artesanía, en 2014, hablaba en Juventud Rebelde sobre la “promoción de proyectos de diseño más racionales, sencillos, y ello conduce a un uso adecuado del recurso. Debemos comprender también que los muebles no tienen que ser solamente de cedro o caoba”.
En el propio texto de Juventud Rebelde, Jorge Alfonso García, director del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), afirmaba que “el tema de la madera en Cuba es muy complejo, y la insuficiencia de un mercado se debe a la no disponibilidad del recurso en grandes cantidades y a las limitaciones financieras que impiden la importación a gran escala para dar solución a este problema”, lo cual provoca muchas limitaciones para el acceso a materia prima, situación que influye en los costos de producción y afecta el bolsillo del cliente.
Entonces, la idea de usar otras materias primas en sustitución de las más costosas entronca con el concepto que sustenta al emprendimiento Eco-Deco, que como carpintería al fin, gira alrededor de un recurso valioso, controlado y con un mercado convulso como es la madera.
Aquí es donde los pallets usados por Shallya y su equipo cobran verdadero valor. Convierten en objetos de valor estético y utilitario estas piezas hechas con maderas de menor calidad, desechadas en muchos casos, luego de ser usadas como estructuras útiles para la carga, transporte y almacenamiento de mercancías y productos.
Aprovecharlos implica no usar madera preciosa más limitada y costosa, y esto incide en una disminución de costes. Además, como los pallets son desahuciados en muchos casos, su reciclaje implica un alargamiento —y en este caso, reorientación— de su vida útil.
Mientras este emprendimiento emplea “pallets que llegan por donación” —como explican en una entrevista anterior—, otros emprendedores cubanos han encontrado otras soluciones alternativas al empleo de las maderas preciosas o de mayor calidad: el Proyecto Bambú Centro usa el bambú y Atres Cooperativa No Agropecuaria (CNA), única de su tipo en Cuba, recicla el plástico y produce la ecomadera o madera plástica.
ECO-DECO TALLER, UNA FAMILIA
Su primer cliente fue la también emprendedora Arlen Martínez. Supo de Eco-Deco Taller por primera vez mediante los grupos de WhatsApp que se han creado para unir el ecosistema emprendedor en Cuba.
“Yo estaba empezando mi tienda La Bombilla a la vez que ella su emprendimiento y nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común, como que estábamos fuera del circuito comercial por excelencia de La Habana (Santos Suárez y Cerro, respectivamente). También a nosotros nos interesa el empoderamiento local, que en estas zonas se cultive el gusto por este tipo de producto y generar empleo, fuentes de sustento en estos entornos”.
Shallya, por ejemplo, tiene bajo su mando un colectivo de trabajadores muy diverso. A su alrededor ha nucleado a jóvenes con conocimientos en varias especialidades, como es el caso de Laura Álvarez de León, graduada de la Escuela Taller de La Habana en la especialidad Pintura de obra; o de Félix B. Junco Riverón, también egresado del mismo centro, a quien le llamó la atención el uso de la madera reciclada.
“Sales calificado como obrero para trabajar en una carpintería. La relación aquí es perfecta, somos unidos y llegamos a ser como familia en tan poco tiempo. No soy machista, no me importa tener jefas mujeres”, dice Félix.
Junto a ella también trabaja su primo Daniel David Sánchez Medina, líder operativo del negocio y parte fundamental para que todo funcione.
“Empecé con un par de amigos en un taller en donde me invitaron a trabajar. Trabajé con mis tíos el carey, en lo que es artesanía. Mi querido abuelo siempre fue carpintero. Al parecer uno lo lleva en la sangre. Me gustó lo que ella tenía en mente, por el trabajo y los conceptos que se manejan respecto al medio ambiente y la madera reciclada”, cuenta Daniel.
Del trabajo junto a él, Shallya asegura: “Lo que yo no sé, con mi primo lo he ido perfeccionando porque me gusta, pero no tengo tiempo para crear muebles. Esto no es un negocio que se ha hecho grande de la noche a la mañana y lleva mucho trabajo. Me meto en la carpintería por la mañana un ratico y luego hago la parte de oficina.
“Soy de mucho carácter, pero frente a mi equipo soy empática; aunque a veces hay que ser rectos para cuidar los detalles. Pienso que meterme como una más ayuda a que confíen y hablen, que no me vean como el ogro que controla el negocio. El trabajo en equipo no es el cliché de siempre, pero es fundamental y necesario”, asegura.
UN EMPRENDIMIENTO ECOLÓGICO EN CRECIMIENTO
Además de su empeño por el reciclaje, la emprendedora decidió extender a las redes sociales la responsabilidad social empresarial que caracteriza su negocio, para contribuir a la cultura de sus clientes. Por estas razones, declaró el miércoles como día ecológico.
“Soy quien lleva las redes sociales. Esto tiene un factor ambientalista: el reciclaje no es solo que [las personas] compren muebles de este tipo, sino que también en su casa puedan hacerlos. Crear consciencia a partir del reciclaje de la madera rompe esquemas y, que reciclen otros tipos de artículos como hierro, cristal, papel, ha sido fundamental en la labor en las redes”.
Como ha confesado en otras ocasiones, conseguir la materia prima para mantener a flote el negocio no es tarea sencilla. A veces hasta sueña con las puntillas. La imposibilidad de importar los recursos que necesitan a diario o de acceder a un mercado mayorista dentro de la Isla, los ha impulsado a adoptar la filosofía del reciclaje durante todo el proceso de trabajo y ser el ejemplo vivo de lo que promueven en sus redes: reutilizan constantemente clavos, puntillas y otros materiales como las sogas que también, por cierto, “se pierden” con frecuencia.
Pero ella desea ir más allá: “quiero tener proyectos con los niños de la comunidad, a manera de círculo infantil, para que aprendan y puedan ver cómo es un día de trabajo normal. Sueño con que personas naturales y jurídicas se involucren en traer al taller materia prima y que puedan donar materiales para esos mismos trabajos con los niños”.
Además de incentivar la educación medioambiental y de ponerla en práctica cada día, su aspiración es hacer crecer Eco-Deco Taller a la par que se fortalece el vínculo y el compromiso con la comunidad.
“Cuando tenga un excedente de materia prima, quiero ir a las escuelas, hospitales y no arreglar mesas, sino habilitar áreas que no tengan salones de espera en hospitales, por ejemplo”.
Finalmente, asegura: “el negocio está teniendo éxito porque me he esforzado para crear este y no otro, porque fui minuciosa para escoger qué es lo que me apasiona, en qué quería trabajar”.
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Delvis Toledo desde Cienfuegos
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Eduardo Venegas
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Ali Suarez