El 2023 inició con la preocupación internacional por el aumento del número de contagios de SARS-CoV-2 en varias partes del mundo. Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) espera declarar el fin de la emergencia de salud pública este año, en su primera rueda de prensa el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la organización, dijo estar «muy preocupado por la situación epidemiológica actual de COVID-19, aumento de contagios, hospitalizaciones y posibilidad de nuevas variantes».

El repunte del número de contagios en países como China, Estados Unidos y varias naciones de Europa, los llamados de atención de la comunidad internacional por la ausencia de datos oficiales de la pandemia en el país asiático, las rápidas mutaciones de la variante ómicron y los peligros de que surjan nuevas constituyen temas de preocupación.

El primer foco de atención está en China, que vive hoy uno de los mayores rebrotes de COVID-19 desde el inicio de la pandemia. En los últimos meses de 2022 se registró un incremento de los casos y de las muertes, y en los primeros días de enero los medios de prensa internacionales referían que, por ejemplo, en Zhejiang, una provincia de la costa oriental, se estaban contabilizando alrededor de un millón de nuevos casos al día.

Además, las alarmas aumentaron cuando el Gobierno decidió dejar de publicar datos oficiales, como el número de casos diarios, tras los cuestionamientos sobre la veracidad de sus informaciones. Lo que más preocupa a los expertos es si de esta infección masiva surgirán nuevas variantes que se propaguen a otros países. Las variantes delta y ómicron se desarrollaron en lugares que también tuvieron grandes brotes, lo que puede ser un caldo de cultivo para una mutación a gran escala del virus.

Las particularidades de situación epidemiológica en China

La enfermedad en expansión en el país asiático hace que surjan interrogantes sobre si se repetirá el panorama del inicio de la pandemia. En los últimos meses de 2022, la población china comenzó a volver a la normalidad. Por ejemplo, fueron aprobadas las clases presenciales y se permitió acceder al transporte público, supermercados, parques o tiendas sin tener que mostrar resultado negativo de PCR. Además, el 8 de enero de 2023 el Gobierno de esa nación abrió sus fronteras tras casi tres años de aislamiento, marcando así el fin de la política de COVID cero, en vigor desde marzo de 2020.

La medida gubernamental consistía en el aislamiento de todos los contagiados y sus contactos cercanos, estrictos controles fronterizos, confinamientos parciales o totales en los lugares donde se detectan casos, incluso de ciudades enteras, etcétera.

Por una parte, la política ayudó a controlar la pandemia en la nación de millones de habitantes, que reportó hasta septiembre de 2022 solo 5 226 muertes entre su población. Pero tras casi tres años, el agotamiento que generaron las restricciones impuestas para contener los rebrotes provocaron protestas masivas en el país.

La OMS solicitó al gigante asiático datos más detallados y precisos acerca del panorama epidemiológico y mostró inquietud por los limitados criterios para clasificar los fallecimientos por COVID-19.

China aseguró que comparte su información sanitaria en la plataforma global Gisaid, lo hace con transparencia y responsabilidad, y mantiene bajo control la oleada actual. Sin embargo, el doctor Mike Ryan, director de Emergencias de la OMS, declaró: «Creemos que las cifras actuales que se publican de China infravaloran el verdadero impacto de la enfermedad en términos de ingresos hospitalarios, en términos de ingresos en UCI y, sobre todo, en términos de muertes».

La realidad es que en el terreno internacional varias naciones levantan barreras al gigante asiático. Japón, Corea del Sur, India, Malasia, Australia, Estados Unidos, Italia, Alemania, España, Francia y Reino Unido figuran entre los países que han endurecido las restricciones a los viajeros procedentes de China. Por ejemplo, exigen una prueba negativa de COVID-19 o pauta completa de vacunación, con vacunas autorizadas por la OMS.

El director general de la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA), que engloba buena parte de las aerolíneas mundiales, Willie Walsh, calificó en Twitter las medidas de «ineficaces», como ha quedado «demostrado a lo largo de la pandemia».

La COVID-19 en Cuba

El 2023 inicia con llamados de atención para la población, por «el ligero repunte de casos positivos que se constata en Cuba en el transcurso de las semanas más recientes, y que es un reflejo del comportamiento de la enfermedad en el mundo», según lo afirmó el ministro de Salud Pública (Minsap), José Ángel Portal.

«En siete territorios —La Habana, Matanzas, el municipio especial Isla de la Juventud, Mayabeque, Guantánamo, Villa Clara y Artemisa— se concentra el 80.1 % de los casos en este período». Y aunque el ministro reconoció que «no son cifras alarmantes», sí insistió en mantener la atención puesta en la evolución de la COVID-19.

Los estudios demuestran que desde marzo de 2020 en Cuba se ha identificado la circulación de 22 variantes o subvariantes del virus y prevalece ómicron y las subvariantes BQ-1 y XBB-1.

También resulta interesante destacar que desde mediados de noviembre hasta diciembre de 2022 se confirmaron 526 nuevos casos, con un diagnóstico promedio de 13 diarios; y en la última semana de diciembre aumentaron en más del 50 % los casos de la enfermedad, según reportes del Minsap. Sin embargo, los datos estadísticos reflejan que la letalidad se ha mantenido en cero desde hace casi 20 semanas.

Hasta el momento, la efectividad de las vacunas cubanas ante las variantes y subvariantes de ómicron, que se refleja en la disminución de las manifestaciones más graves de la enfermedad, ayudan a mantener calma. Aunque las autoridades insisten en la necesidad de reforzar las medidas higiénico-sanitarias. 

Hoy la isla registra el 98.6 % de la población vacunable con un esquema de vacunación completo, y más de ocho millones de cubanos recibieron la dosis de refuerzo.

Los inmunólogos cubanos han sido reconocidos en el entorno internacional, y en estos momentos ocho países han dado el Autorizo de su Uso de Emergencia: Venezuela, México, Siria, Irán, Nicaragua, Vietnam, Bielorrusia, y San Vicente y Granadinas.

Las estrategias actuales del Minsap buscan contener una nueva ola de contagios y para ello han informado que aplicarán nuevas dosis de refuerzo de las vacunas anti-COVID cubanas a los grupos de mayor riesgo: las mujeres embarazadas y lactantes, los trabajadores de la salud y el turismo, así como a las personas mayores. Además, completarán la segunda dosis de refuerzo a las personas entre 19 y 48 que no la han recibido.

Según anunció en sus redes sociales el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB), el Minsap decidió aplicar el nasalferón en los grupos de riesgo, ante el ligero aumento de casos de COVID-19 en la isla.

En las fronteras, Cuba cuenta con el protocolo de entrada en Cuba para viajeros internacionales, aprobado en abril de 2022. Desde esa fecha no es necesario presentar PCR negativo para entrar al país ni certificado de vacunación, independientemente de que el viajero haya superado o no la COVID-19. Tampoco es obligatoria la cuarentena para los que arriben a la isla. Aunque sí se mantiene la realización de pruebas PCR aleatorias a los viajeros a su llegada a territorio cubano y también el uso obligatorio de la mascarilla en todos los puntos de entrada a Cuba.