Ninguno de sus dieciocho relojes tenía la misma hora, pero las agujas de casi todos eran atraídas por la gravedad. Su casa hablaba del chofer de bus local, el mecánico, el padre de familia numerosa y el dirigente de la Asamblea del Poder Popular Municipal que había sido. Mientras forzaba el lado izquierdo de su cuerpo a moverse esa tarde de finales de abril, el último de sus hijos cruzaba la frontera entre México y Estados Unidos con toda su familia. Menos Paco.
«Se fue el preferido, el más pequeño», estira una sonrisa.
Paco tiene 78 años. Sufrió un derrame cerebral hace pocos meses y quedó paralizado del lado izquierdo. «Pensé que ahí mismo me iba a quedar… En todo caso no hubiera sido tan malo: acabar mi vida rodeado de mi hijo y mis nietos. Yo ya sabía que ellos habían decidido irse del país, como el resto de la familia. Ese hubiera sido un buen fin».
«Pero, para mi sorpresa, resistí».
Sus quince ventiladores han sido armados y reciclados por él, aunque casi ninguno funciona. Rollos de cables, bultos de tornillos y tuercas acumulados en los rincones: todo recalentado por igual bajo el techo de fibrocemento y zinc que le dieron después de un ciclón. «Esta casa hubiera sido vendida junto con la suya, y habrían logrado llevarse más dinero», se queja.
«Al menos tenía que demostrarles que yo iba a estar bien, para que se fueran tranquilos... Por eso me puse a hacer mis ejercicios de rehabilitación yo solo. Al inicio se me botaba el café y un día hasta cogió candela la cocina, pero aquí sigo».
Paco hace pequeñas notas: «comprar calabaza», «buscar un fusible», «buscar las medicinas». El momento más difícil del día es levantarse: siempre le cuesta decidirse por qué lado será más fácil.
«No queda mucho aquí para la gente joven, por eso está bien que se vayan… Los que puedan escoger», acota. «Más felices siempre podrán ser en cualquier otro lugar».
Más 224 mil cubanos han llegado a Estados Unidos durante el año fiscal 2022, lo que sobrepasa los registros combinados del éxodo de Mariel (1980) y la «crisis de los balseros» (1994), las dos mayores oleadas migratorias cubanas desde 1959 hasta hoy.
Para 2025 la cuarta parte de Cuba tendrá más de 60 años; en 2050, será uno de cada tres cubanos.
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