Cola para el mercado de 3ra y 70, Playa, junto a la construcción de nuevo hotel. Foto: Kaloian.
El silencio y las obras
3 / febrero / 2022
Cerca de la costa se oye solo el mar. No hay carros. No hay gente. La gente está en la cola. El ruido de esta ruina es el silencio. El silencio es el oro de los pobres, dicen que decía Chaplin. La gente no sale a la calle porque no tiene dinero. La gente sale a la cola. La gente no hace dinero porque nadie sale. Nadie sale porque los negocios están cerrados. No hay turistas. Los negocios no abren porque no va nadie, porque no hay nada. La gente no se mueve porque hay pocas guaguas y no hay taxis. Los taxis no trabajan porque no hay clientes. La gente está cansada por la cola. La gente hace la cola con la esperanza de que se está librando de una cola futura. Intercambia la cola de mañana por la de hoy, sin garantía. La gente hace la cola sin saber bien para qué, arrastrada por esa promesa de hacer un depósito de tiempo que quizá sea tiempo ahorrado más tarde. Está la cola de marcar, la de coger turno, la cola para entrar a la otra cola o para estar ahí cuando llegue algo, no importa lo que sea, alguna mínima cosa y no una cosa colosal. La gente no produce porque está en la cola. La gente trabaja en la cola. Su trabajo es sobrevivir. La gente está trabajando para trabajar, no para producir ni vivir. La gente se pregunta entre sí qué es lo que lleva cada uno en la jaba y de qué cola vino. La gente gana pesos pero tiene que comer en emelecé. Los cubanos que tienen euros o dólares están de luna de miel de bajo costo con la economía. Los restaurantes estatales de viejos hoteles vacíos están llenos de los cubanos que pudieron vender divisas en la calle para pagar en pesos nacionales por comida que también costó divisa porque no se produce comida en el país. La comida en los restaurantes estatales de hoteles vacíos se acaba porque los cubanos van y se comen y beben con pesos lo que costó divisa. Es la primera vez que tantos cubanos comen y beben en restaurantes de hoteles. Y sin embargo son poquísimos. Lo alegre es allá, al doblar. Sobre el silencio de la ruina se escuchan las obras, nuevos hoteles que se levantan para turistas fantasmas del futuro.
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