Ilustración: Wimar Verdecia.
Santiago de Cuba: la ciudad clandestina del disco duro
18 / septiembre / 2020
—Aquí estamos, ustedes saben, Estudios Odisea, con mi hermano —paʼ qué decir—, Carlos, la gente de la tierra caliente (como dicen ustedes) aquí en La Habana. Ustedes saben, Santiago metido aquí en La Habana haciendo un proyecto con Estudios Odisea.
Recostados a un carro blanco, en un lugar cualquiera de La Habana, dos hombres hablan a cámara. Se trata de un video que fue subido a Facebook el 26 de septiembre de 2019, solo tiene tres reacciones y se ha reproducido muy poco. Son Ale Odisea y Carlos PC. Puede que a muchos no les suenen estos motes, pero ellos se autodenominan cabezas de un negocio que atraviesa todos los flujos comunicativos en Cuba. Sus manos y rostros están detrás del paquete semanal, una alternativa cubana de distribución de contenidos de manera offline y por demanda.
En el video, además de los protagonistas, se ve un árbol maltrecho, unos botes de basura y, más al fondo, un muro alto y presumiblemente largo que debe proteger alguna pista de atletismo.
El texto que lo acompaña deja todo más claro. Ale cuenta que Carlos, su amigo, le ha enseñado casi todo lo que sabe del negocio. Le agradece que sea parte de la familia Odisea, “la matriz real (del paquete) de Cuba por tantos años” y predominante en Santiago de Cuba. Hace público, además, que Estudios Odisea acaba de abrir “dos sucursales en Oriente”: una en Camagüey y otra “de ahí para allá” con sede en Santiago y a cargo “del más duro, Carlos PC”. Dejan un teléfono para los usuarios.
Para entender el negocio de Ale Odisea y Carlos PC hay que remontarse a finales de los 90 y principios de los 2000, cuando en Cuba el consumo de novelas mexicanas, reality shows y películas se hacía mediante casetes VHS y, posteriormente, mediante discos compactos (CD o DVD). Los dispositivos de almacenamiento por USB cambiaron todo eso.
—30 años —dice Carlos PC en el video de Facebook cuando Ale Odisea le pregunta desde cuándo se dedica a este negocio—; o sea, se remonta a esa época de la comercialización de audiovisuales a través del alquiler y venta en VHS y discos compactos.
Ale Odisea no es una cuenta personal en Facebook sino una página presentada como Agencia de publicidad. En su portada, tiene una foto del propio Ale e incorpora a Abdel La Esencia, un rostro muy popular que sale en la mayor parte de los archivos de música urbana que, copiada del paquete, escuchan los cubanos.
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COMPRAR SERIES, PELÍCULAS Y NOVELAS, MÁS ALLÁ DEL PAQUETE SEMANAL
Ciudad adentro, un paquete local
A un apartamento de Santiago de Cuba, sede de un negocio y hogar al mismo tiempo, suelen ir jóvenes en busca de videojuegos. Un monitor de computadora muestra un proceso de copia. Gigas y gigas de contenido, tanto como para creer que todo el contenido del mundo se acumula allí. En una de las carpetas, clasificada como ¡¡¡¡¡¡¡¡Agencia Publicitaria Carlos PC!!!!!!!! —así con varios signos de exclamación—, aparecen productos autóctonos: spot publicitario, carteles promocionales tanto de fiestas como de una peluquería.
Casi todos funcionan en la ciudad, aunque algunos de los negocios que se promocionan, como Riudy Peluqueros, son de La Habana. Aparece también una entrevista a un grupo musical realizada por la emisora estatal Radio Mambí. Como ocurre en otras provincias, en Santiago quienes desean que su negocio o proyecto se divulgue en el compendio de información pagan por ese servicio.
Lo que hace singular al paquete santiaguero es, sin embargo, la presencia de carpetas tituladas así: “¡¡¡SHOW AUDIOVISUAL (LOC@MOCION) (2020)™”!!!; “¡¡¡¡LA TIERRA CALIENTE!!!! [ESTRENO AM RECORDS®]”.
La Tierra Caliente, que no es un canal de televisión oficial, se define como el canal alternativo de Santiago de Cuba y provee a su audiencia una programación con entrevistas a exponentes del género urbano, videos clip, noticias/chismes. Para ver La Tierra Caliente hay que copiar sus capítulos en dispositivos de almacenamiento como memorias flash y discos duros. En el programa que resume el 2019, Yomil y el Dany, Cándido Fabré, La Diosa, Los Cuatro, están entre los artistas entrevistados. Algo resalta: la prominencia de Santiago en las preguntas, el recordatorio de que ese es contenido para los santiagueros.
La carpeta de ¡¡¡SHOW AUDIOVISUAL (LOC@MOCION) (2020)™!!! destaca por sus contenidos sobre fiestas; todas celebradas en la provincia, algunas en los hoteles de cabecera: el Casa Granda y el Meliá. Pero también hay espacio para las fotos de farándula, es decir, de la farándula local. No solo para los jóvenes y adultos, sino además para adolescentes que participan en fiestas competitivas entre teams (equipos). Ahí modelan, bailan, y todo queda registrado por cámaras que luego lo vuelcan hacia el paquete. Algo así como un incentivo para que, luego de las fiestas, los participantes compren el paquete y se busquen a sí mismos entre los gigas y bytes distribuidos. LOC@MOCION, por ejemplo, es un evento festivo que cumplió una década de existencia y que también se promociona en el paquete.
Es esto, sumado a los más recientes videos musicales y películas internacionales, lo que va dando forma a la alternativa de consumo offline en esta ciudad del oriente cubano que se proclama en el canal La Tierra Caliente como la Capital del Talento.
—Lo demás es relleno. Yo mismo he ayudado a Carlitos PC desde sus orígenes —dice el dueño del negocio de videojuegos, que prefirió el anonimato—. Asegura que fue proveedor de esta matriz del paquete de Santiago de Cuba, especialmente de audiovisuales.
De esa manera Carlos PC ha armado las carpetas. Pero siempre hay un contenido fijo que se recicla. “Unos 500 gigas”, asegura.
Para el negocio, además de buena conexión, lo que hace falta es tener dispositivos de almacenamiento para acumular todo el contenido posible. “Los clásicos no cambian y siempre hay alguien que te pide cosas de atrás (en el tiempo)”, agrega.
Todavía existen puntos de alquiler y compraventa de CD; sin embargo, el paquete está pensado para memorias y discos duros.
De alguna forma, el paquete semanal llega lejos
Yansy Sánchez, un poeta y profesor universitario que forma parte del millón 50 mil habitantes de Santiago, dice que no usa el paquete. “Oigo algún rumor sobre paqueteros pero son cosas lejanas, al menos en mi barrio”. En realidad —si se entiende el paquete como una pirámide que se abre hacia abajo en tanto se desglosa su contenido desde la matriz—, la descripción de su consumo indica que sí participa.
“Sé a dónde ir con una memoria (dispositivo USB) para copiar películas y la actualización del antivirus. Busco lo que me interesa, lo que ha sido recomendado por amistades con buen criterio y lo que considero que es bueno. No copio casi nunca nada de quienes venden el paquete porque generalmente quienes me recomiendan los materiales (películas, documentales) los tienen y los copio. Copiar tanta información que no consumiré, me hace perder tiempo. Además, el paquete es caro y tenerlo no está entre mis prioridades”, dice Yansy.
Los que le dan el contenido, ¿de dónde lo obtienen?
El paquete es casi omnipresente en la vida de los cubanos. Que no pagues por él no significa que no te llegue, y más en un territorio con pocas opciones de conexión a Internet.
Un estudio sobre el consumo del paquete semanal realizado por el equipo de elTOQUE en 2018 demuestra que en Santiago de Cuba, la principal ciudad de la región oriental y segunda del país, la brecha social y tecnológica es mayor aún que en La Habana. En ese año, los niveles de conectividad eran bastante bajos y, en la mayoría de los casos, los tiempos de conexión estaban dedicados a comunicarse con familiares en el extranjero y a la navegación en Facebook.
Aunque desde diciembre de 2018 es posible acceder al servicio de Internet desde los teléfonos móviles, el escenario de conectividad en Santiago sigue poco desarrollado. Keyttia Sánchez Menéndez, especialista en Comunicación de la Empresa de Telecomunicaciones S.A. (Etecsa) en esa provincia, informó a finales de agosto sobre una nueva radiobase celular emplazada y “casi en funcionamiento” en la zona industrial, “para lograr que la provincia esté más y mejor comunicada”.
Pero hay quejas de usuarios por lo poco extendidas que están las radiobases para la cobertura 4G. “Vivo en San Pedro y Martí en Santiago de Cuba, la señal 4G en esta zona es un poco pobre, solo tengo una raya de cobertura. ¿Hay algún plan de trabajo para ampliar en esta zona?”, preguntaba un usuario de Twitter en abril.
“Yo quisiera saber cuándo dejarán de poner radiobases en La Habana y se van a acordar de los municipios de Santiago de Cuba, como por ejemplo Palma Soriano que ni en la calle uno puede utilizar los datos”, reclamaba @WongRobert4 en esa misma red social.
Según datos del 11 de agosto, 4 millones de clientes acceden a Internet por servicio de telefonía móvil en Cuba, 35 % de una población de 11 338 138. No hay cifras disponibles de cuántos viven en Santiago de Cuba.
¿Qué consumen los santiagueros en el paquete semanal?
Un paquetero o distribuidor de una zona céntrica de Santiago dice que lo suyo es un contenido básico con una función de entretenimiento. El paquete que vende cada semana incluye series y novelas, películas, música y videoclips, softwares, animados, una sección de humor, otra de documentales (básicamente norteamericanos), la actualización del antivirus, juegos y trailers.
Estas características del contenido del paquete las confirma Melián, que no se considera un consumidor habitual de ese mecanismo de distribución de materiales audiovisuales. No obstante, durante la epidemia fue a buscarle como 16 gigas de contenido a su papá. “En mi caso tengo que moverme hasta otro lugar a dos kilómetros, aunque en el Revolico de Santiago había un anuncio de un muchacho que venía hasta tu casa y tenías que pagar 30 pesos (poco más de 1 USD) por el servicio a domicilio. Casi siempre son series de muy mala factura, son muy pocas las buenas como Los Sopranos. Hay también carpetas de contenido evangélico y de revistas, históricas, de sucesos paranormales, sensacionalistas. Eso lo he visto.
“Mi papá no puede vivir sin ver una serie. Se pone muy tenso si no ve series, sobre todo ahora que enviudó. Creo que a él le sirve el paquete para despejar la mente. Yo no tengo tiempo. Aparte, para mí las series tienen que ser como un libro, demandarme esfuerzo intelectual”, cuenta Melián.
Dayne Fonseca, una investigadora de la Universidad de Oriente, que estudió la recepción del paquete en asentamientos precarios, encontró que allí está muy extendido el consumo de audiovisuales por esa vía. Dentro de la propia comunidad del barrio San Pablo, indica, hay personas que se dedican a hacerlo circular. En el momento del estudio, un vecino anotaba por qué capítulo de cada serie o novela iba cada uno y, en consecuencia, “el distribuidor sabía por dónde iba su cliente”. Es decir, no le llevaba cualquier cosa sino “lo que sabía que iba a vender”. La también profesora explicaba que en los asentamientos precarios se crea una contraposición interesante: si son precarios, ¿cómo es que priorizan la adquisición de tecnología para poder consumir estos productos audiovisuales? Y añadía: “cada vez que te llevan el paquete son cinco pesos (CUP), no es mucho al parecer, pero si te pasas cinco años, ahí sí hay un dinero invertido”.
Al preguntarle sobre los precios a un paquetero del centro de Santiago, aunque dijo que pueden variar, puntualizó que él lo vende (el conjunto de 1 terabyte de contenido) a 50 CUP (aprox. 2 USD), debido a que tiene una clientela fija. En su zona, unas cuatro manzanas, hay alrededor de doce paqueteros. Cada uno trabaja a su modo: él vende el paquete completo a sus clientes, otros venden una menor cantidad de gigas o un contenido específico a menor precio.
“El paquete normalmente llega los viernes en la noche y se empieza a distribuir. Suele costar entre ese día y el domingo 50 CUP, pero si lo coges el lunes cuesta 30. Muchos de los que lo cogen el primer día son a su vez regrabadores (revendedores) y suelen vender contenidos o capítulos sueltos o por gigas. En este negocio hay muchas escalas, desde mayoristas a minoristas”, dice el paquetero, que recoge sus contenidos de un distribuidor central.
También existe la opción de pagar 160 CUP semanales por un combo que incluye paquete, extrapaquete y actualizaciones diarias. Quien se inicie en el negocio en un municipio como Palma Soriano puede acceder a toda la información mediante un mensajero que le llevará y le recogerá su disco duro con el contenido proveniente de Santiago. Los distribuidores recomiendan poner un precio competitivo para que “dé la cuenta” y que todas las personas vayan a su casa y no a otra para grabar memorias a precios como estos:
4 Gb——5 CUP
8 Gb——10 CUP
16 Gb—— 15 CUP
32 Gb——20 CUP
Las reglas del juego, como precisa la investigadora Fonseca, no están escritas, pero sirven para que todos sepan que “en dos días fijos de la semana fulano lo trae sin falta y ellos lo esperan con certeza”.
Odisea, la matriz que llega en Medibus a cualquier municipio de Santiago en meses de pandemia
Cae la tarde en La Curía, localidad del municipio santiaguero de Palma Soriano. Sobre el taburete, cansada de su trabajo como gastronómica, ella espera con ansiedad algo que le traerá alguien. Son los últimos días de 2019. Llega el paquetero con las series que la muchacha está viendo y videos musicales de reguetón. Ella no sabe mucho del paquete. Él, aunque es el distribuidor, dice que si hay que saber algo sobre el paquete en Palma Soriano, a quien hay que ver es a Paquitín: “no a mí”. Más arriba, si se sigue indagando, él dirá que está, en todo Santiago, la mano de un tal Carlos PC.
Dirá, además, que la otra matriz, la de Michel Boutic, viene de Granma. “Esa es la buena porque trae más música, pero aquí no llega”, lamenta. Los contenidos de la matriz de Boutic llegan de Granma, y antes viajaron desde La Habana.
Para Paquitín, el escenario en que se conforma el paquete es algo así: “80 pantallas en el Hotel Santiago grabando contenidos de los canales extranjeros; 80 computadoras descargando contenidos”. Le preguntas si él lo ha visto con sus ojos y dice que no, pero puntualiza que la distribución se lleva a cabo miércoles y sábado. La suya, confirma, es la matriz de Carlos PC, a quien apellida de un modo curioso: Odisea. Y la parte del contenido que viene de La Habana, asegura, llega en guagua; es decir, en los ómnibus nacionales estatales que salen desde la capital con destino al resto de las provincias de la Isla. Los choferes lo trasladan por su cuenta, no es algo institucional, aunque todos saben que ocurre.
—Hubo una etapa en la que los contenidos se bajaban, en Santiago, desde los Joven Club de Computación —asegura una fuente off the record—. Estas instituciones estatales funcionaban como una red sincronizada para bajar los contenidos que irían al paquete. No dice más.
Según confirmaron otras fuentes, parece seguro que esa no es la vía que se emplea en la actualidad. Ciertamente, podría haber sido una variante en los momentos de mayor aislamiento debido a la pandemia de COVID-19 cuando se paralizó casi por completo el transporte nacional en el que, al decir de varios entrevistados, solía venir en los últimos tiempos buena parte del contenido. Y la demanda, en momentos de confinamiento, tiende a subir.
Más allá del contenido, la rentabilidad de este negocio está dada por la manera en que sobrevive tanto a la censura oficial —para lo cual evita la inclusión de contenidos pornográficos y políticos— como a las crisis. Si hay pandemia y cierran las fronteras interprovinciales, el paquete semanal se las ingenia para llegar a sus usuarios. Como una diva. Como algo que no puede ser ignorado.
—Ahora que está limitado el transporte nacional, ¿cómo hace Odisea para trasladar el paquete? —pregunto por WhatsApp al número que dejaron Ale Odisea y Carlos PC en el video.
—Por el Medibus —responde alguien—.
—¿Hasta Palma Soriano?
—Sí.
El 9 de abril, cuando el diario Granma oficializó la paralización del transporte público urbano (ómnibus, ruteros y otras modalidades estatales y privadas, así como servicios intermunicipales y rurales), informó también que el transporte se mantendría “solo en actividades de los servicios y priorizadas, como los Medibus, un ómnibus que traslada desde lugares de difícil acceso a personas que requieren de atención hospitalaria y a trabajadores del sector”.
La limitación del transporte nacional no es lo único que afecta al paquete en estos momentos, tampoco la espaciada frecuencia de traslado a través del Medibus. Ahora hay también menos publicidad de negocios “debido al aumento de la persecución de actividades ilegales” y a que otros permanecen cerrados por el virus.
Aun así, Odisea sigue respondiendo mensajes a quienes desean convertirse en una “matriz directa”, como anuncian ellos. Solo habría que pactar vía telefónica y buscar una modalidad de envío de dinero. “Nosotros sacamos bastante información diaria”, contestan por la aplicación de mensajería móvil. “Hasta un terabyte de contenido diariamente”.
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**Este texto forma parte del especial multimedia “El Paquete Semanal: solución cubana a la desconexión”, que publicaremos próximamente.
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