A la usanza de aquellas piezas rusas con que construimos fortalezas en la niñez, los cubanos podríamos erigir las casas devastadas por Irma. Así lo promete una máquina hecha con hierro viejo de central que a su vez fabrica bloques parecidos a los famosos juguetes lego cerca de la costa norte.
En Yaguajay, allí donde más de 200 familias perdieron completamente sus viviendas por el huracán, un grupo de jóvenes ofrecen esperanza, pero no todos la perciben. Hace más de cinco años, Yohan Romero Pérez convocó a parientes y amigos a refundir trozos del desaparecido central Obdulio Morales para hacer una máquina de ladrillos ecológicos, los cuales, según un arquitecto de su pueblo natal, tenían éxito en el mundo desarrollado.
Así surgió la brigada de empleados a domicilio de la Empresa de Producciones Varias de Sancti Spíritus. Producen las piezas de un sistema constructivo a prueba de sismos, huracanes y “¡hasta de otras Irmas!”. Si fueran aprobados por las autoridades locales estos ladrillos prensados casi sin cemento, las personas podrían “armar” por sí mismos sus viviendas.
“Se hacen de arena, arcilla y un 5% de cemento. Para su terminación se extrae de la piedra un polvo que volvemos a moler hasta que quede lo más fino posible, porque este componente es lo que le ofrece acabado al ladrillito a caravista, o sea, sin repello. Como este se pone a presión, mientras más pulido quede más linda se ve la pared y además gana en consistencia.”
Mientras nos ilustra Yohan revisa los engranajes de algunos ejemplares, les da el visto bueno y se alegra, vaya a saber de qué con los días que corren. Por sus palabras bien podrían levantarse casas en Yaguajay: “El montaje de una pared de bloque normal se demora cinco veces más que con estos”, insiste.
El verdadero nombre de la tecnología es “Ladrillos machihembrados” porque tienen formas opuestas en cada una de sus caras y encajan entre sí. “El problema es la exactitud del engranaje”, reconoce el arquitecto Cándido Alexey Clazadilla, natural de Meneses y el otro impulsor de la idea.
“El ladrillo tiene un sistema de anclaje y se van conectando unos con otros como si fuera un juego de niños, un lego, pero es mucho más completo. Tiene que doblar las esquinas, servir entre paredes, hacer como guanos de ventana. Hay un ladrillo que es el que lleva la instalación eléctrica.”
Calzadilla conoció de la tecnología cuando trabajó 3 años en Sudáfrica. “Allí, cada día me preguntaba ¿por qué Cuba no lo había introducido como alternativa constructiva? De regreso comencé a diseñar mi propia variante. Le llevé mi idea a todos cuanto pude”, cuenta -ahora desde Europa, donde reside.
A partir del 2008 comenzaron sus exposiciones en el Evento Internacional de Eco-materiales que organiza la Universidad Central “Martha Abreu” de las Villas, donde se formó. Luego Calzadilla se llevó sus planos a Bayamo, para el Taller Nacional de la Vivienda. Le siguió Cienfuegos y “cada uno de los eventos del Centro Nacional de Materiales”. Tocó puertas de las administraciones locales y de provincia, del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y de quien quisiera escuchar de los “Eco-ladrillos”.
“Y en ningún caso obtuve el financiamiento para desarrollarlo. Cuando logré construir los moldes, la máquina, y concretar una idea física de los ladrillos que los políticos pudieran constatar, fue que comenzaron a llegar algunas ayudas”, nos cuenta el promotor.
Ustedes dicen que este sistema hace posible que sin ser albañil puedas realmente erigirte tu casa con tus propias manos… ¿cómo así?
“Los ladrillos enganchan unos con otros. Cualquiera lo puede hacer si tiene suficiente motivación. ¿Y qué mayor impulso que economizar el dinerito de su crédito? Con ese concepto armé todo el sistema, piezas que de alguna manera encajaran en su lugar hasta lograr un espacio habitable…”
¿Oportunidades del sistema?
“Sistemas como este están avalados en todo el mundo, como sismo-resistentes por la movilidad de las piezas que le confiere la absorción necesaria al movimiento telúrico. Con los anillos de sierre perimetral, los dinteles armados y la cubierta semipesada es capaz absorber los esfuerzos horizontales de los vientos de huracán.”
Hace unos cinco años ya que Yoan y Calzadilla tratan de extender una tecnología sobre la cual el desconocimiento cementa miedos a muchas instancias.
“El uso de estos Eco ladrillos concibe un ahorro que puede llegar hasta el 50% comparado con la tecnología tradicional.” Según Calzadilla se basan en “la ausencia de mortero para las uniones en los muros, que son uniones mecánicas, y la falta de repellos.” La tecnología, además, es ecológica por el ahorro sustancial de emisiones. La ausencia de quemado, con respecto al ladrillo tradicional, es otra de sus ventajas.
“El gobierno tiene interés, pero cuesta creer. ¡Levantar una casa sin cemento!, suena casi imposible”. Yohan abre los brazos y ladea la cabeza.
Para atestiguar la validez de esta modalidad constructiva, en 2016 montaron una tienda de la Empresa de Producciones Varias (la contraparte estatal de la brigada privada) en Yaguajay. Para entonces ya el arquitecto Calzadilla andaba por Europa, y sin cemento ni tablas, la brigada de los Ecoladrillos no ha podido avanzar más.
El programa de subsidios para construir viviendas de bajos recursos les abre una oportunidad, y el paso de Irma, otra. La pequeña mini-industria puede producir mil ladrillos con su equipo de hierros olvidados del azúcar, casi una casa por día.
comentarios
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rosa
Reidier Betancourt Delgado
Jose
Se hacen de arena -70% -, 30% arcilla y un 5% de cemento
70+30+5 = 105% waoo
ZeroGood
Carlos Alberto de Armas Rodríguez
Carlos Alberto de Armas Rodríguez