La exposición 9 Cartuchos – Historias de la bolsa de papel, en la galería Luz y Oficios, forma parte de las actividades de la 13ª Bienal de La Habana. Sus autores llegaron desde Finlandia pero no con propuestas extranjeras, sino con una obra que tiene inspiración en las memorias de los cubanos que crecieron antes de la década de los 90. Las bolsas de papel cartucho y el imaginario en torno a estas son el centro de la creación.
Durante dos viajes anteriores al evento, Tellervo Kalleinen y Oliver Kochta-Kalleinen buscaron la historia justa que querían exponer. Y la encontraron. “Siempre que participamos en eventos internacionales incluimos una fase de investigación previa, eso nos dio la posibilidad de encontrar las bolsas de papel. En nuestras visitas anteriores nos dimos cuenta de que esas bolsas —prácticamente inexistentes hoy en Cuba— tenían una importancia tremenda en la historia de este país, que aún vivían en la memoria colectiva del pueblo que las recuerda como alegoría de los buenos tiempos que ya pasaron, como un ícono antes de la ruptura de las relaciones con la Unión Soviética”. Esa fue la premisa con la que comenzaron a trabajar los artistas visuales.
La Bienal es, posiblemente, el evento artístico que más participación implica. Y esa participación no ocurre únicamente entre los espectadores y las intervenciones artísticas en espacios públicos, sino también entre los diferentes grupos de creadores en torno a una idea.
Tellervo y Oliver idearon el proyecto pero querían involucrar a cubanos, entonces la exposición se convirtió en un trabajo colectivo.
“La propuesta era vincular a poetas, escritores, críticos, a personas que por lo general nunca ocuparían un lugar protagónico, ni siquiera secundario, dentro de la bienal de artes visuales, por eso me enamoré del proyecto”, confiesa Maikel Rodríguez.
Él es crítico de arte, director del periódico Noticias de Arte Cubano, además escribe para niños y jóvenes. Para vincularse con la iniciativa tuvo que pensar en una historia relacionada con las bolsas y se le ocurrió hacer un cuento infantil en el cual el protagonista es un fantasma con cuerpo de bolsa de papel.
“Me parecía interesante atraer a este proyecto también a niños, adolescentes y jóvenes, y qué mejor manera de hacerlo que escribiendo para ellos. Me inspiré en la canción Lo feo, de Teresita Fernández, pues cuento la historia de un fantasma que no tenía dinero para comprar una sábana blanca y asustar a los demás, por eso se esconde en una bolsa de papel cartucho”, explica el escritor.
Dice además que su interés no estaba únicamente en aportar algo desde la literatura, sino específicamente desde la literatura infantil, porque todavía sigue siendo vista con sospecha, con recelo, se le considera un arte menor cuando es todo lo contrario. “Fue una oportunidad para revalorizar mi obra para niños y jóvenes”.
Pero no solo escritores intervinieron; a su vez los cartuchos de papel se convirtieron en soporte para la ilustración. Justamente el Cartucho No. 9 contiene la impronta de Ibrahim Miranda, un artista visual con la experiencia de haber expuesto en dos bienales anteriores (1997 y 2006).
Ibrahim interpretó los textos de Orlando Hernández para llevar a ilustración los relatos en los que las bolsas de papel eran protagonistas. Un caso específico sugiere cómo una bolsa, en lenguaje metafórico popular, podría convertirse en guarida para un funcionario público que se avergonzara de haber cometido un error.
“Me sentí como pez en el agua —afirma Ibrahim. Yo también tengo una relación cercana con el cartucho, pues fue el papel que usé para mis primeros dibujos en la década del 90 cuando el periodo especial minimizaba las posibilidades de materiales a los artistas. Tengo una conexión sentimental porque mis primeros grabados fueron impresos en este papel”.
Al ilustrador, graduado del Instituto Superior de Arte (ISA), más que una oportunidad para participar otra vez en la Bienal, la exposición le pareció un proyecto necesario, y le asombra que artistas foráneos se interesen por historias tan cubanas, cuando tiene que ser una preocupación de los propios cubanos preservar el medio ambiente en el que tienen que vivir.
La propuesta de Tellervo y de Oliver no acabó en la exposición. A ellos les interesa que se recupere el uso de las bolsas de papel por encima de las de plástico, como acto consciente para cuidar el medio ambiente. Por esa razón, confeccionaron miles de bolsas idénticas a las que expusieron, con el objetivo de repartirlas en los centros comerciales y que se convirtieran en los envases para las compras cotidianas.
“Sabemos que Cuba también ha firmado acuerdos internacionales donde expone su intención de reducir el uso de plásticos y que las bolsas de papel pudieran ser la solución. Por eso, creemos que el cartucho es parte del pasado pero también parte del futuro y nosotros queremos colaborar”, manifestaron los finlandeses.
9 Cartuchos – Historias de la bolsa de papel invita desde el arte a pensar nuestra cotidianidad y la importancia de buscar alternativas a las carencias cotidianas desde una relación responsable con el medio ambiente.
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