El calor de aquel día, luego de haberme apeado de un P1 en la barriada de Miramar, se esfumó rápidamente. Dentro del clima templado de la casa de Alain Brito, acomodado en una habitación confortable, lo confesó mirándome fijamente y sin remordimientos:
“Mi vida cambió cuando decidí lanzarme a la realización audiovisual para ayudar económicamente a mi madre. Luego de podar jardines y cortar matorrales hice cosas increíbles para sostener a mi familia.”
Esa fue la carta de presentación de Alain, realizador audiovisual que supo desahogar su verdad: trastocó el sueño de ser rapero para hacer videoclips porque le reportarían mejores dividendos.
“Esa es una meta inconclusa, algo que tengo pendiente, pero la realidad se impone y la necesidad obliga. Y créeme, renunciar a todo esto, después que me costado tanto esfuerzo, es bastante difícil. Dedicarse a la música, conjuntamente con la realización audiovisual, es algo para pensárselo bien, porque no puedes lograr buenos resultados haciendo ambas cosas a la vez”, sostiene.
Alain comenzó a estudiar los fundamentos de la realización audiovisual por su propia cuenta a través de cursos digitales. Por supuesto, entonces no tenía dinero para adentrarse en la industria del video clip y nadie lo conocía. Ningún músico o artista apostaba por él.
No aspiró a entrar en una academia porque sus posibilidades económicas no le permitían pasarse cinco años estudiando. Decidió encontrar un trabajo que le reportara beneficios rápidamente. A pesar de que no aprendió los conceptos necesarios que puede poseer una persona formada en academia, Alain nunca se rindió.
“Me parece que no me equivoqué a la hora de dar este paso en mi vida, a pesar de que me falta mucho por aprender. Me he enamorado de la realización.”
En el 2016 llegó a la cifra de 80 audiovisuales, para un total de casi 500 en una década. Su trabajo se enfoca en el reggaetón porque es el género con el que gana más: “Yo no me cierro a ningún artista ni a ningún género, pero para nadie es un secreto que el reggaetón es muy comerciable. Lo hago por una mezcla de todo: porque puedo ganar dinero, pero también porque disfruto mi trabajo como realizador.” Ha trabajado con artistas como El Chacal, Los Cuatro, Yulién Oviedo, El Micha, y colaborado en producciones para Gente de Zona.
Alain mira a los lados y cruza los dedos cuando afirma que es doloroso ver sin empleo a alguien formado en una academia. “El éxito no está en tener un título —afirma— porque lo importante es luchar por aquello que uno quiere.”
“Yo entiendo muy bien lo que es querer triunfar y no lograrlo por falta de dinero. Pero resolver 3 mil o 4 mil dólares no es fácil, sobre todo para un joven que está empezando. En promedio, para un videoclip profesional, se debe disponer de un mínimo de 2 mil dólares.
“Luego los artistas deben encontrar dónde presentar su producto. El Paquete Semanal es una buena opción, porque pagas y te promocionan. En la televisión es más difícil porque te pasan por filtros. Estás expuesto a la censura”, señala.
Para Alain es importante tener mucha paciencia si se quiere tener éxito en esta industria.
“En el mundo entero hay muchas trabas para alcanzar una meta y el caso cubano no es diferente. La carrera de realizador es muy parecida a la del cantante: pasas por muchas humillaciones y penas antes de ser respetado.
“Hay que luchar y no darse por vencido. Si eres bueno en lo que haces llegarás a tu meta. Y si no es así, reconócelo y sigue estudiando.”
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